No faltaron 'orelletes' y 'flaó', que fueron acompañados por vino moscatel. Fotos: MARCO TORRESDurante el día de Sant Jordi hizo un tiempo veraniego, lo que provocó que mucha gente viera la procesión en la sombra. Para finalizar los actos tradicionales hubo una muestra de 'ball pagès' en la plaza del pueblo.

Durante toda la mañana el pueblo de Sant Jordi festejó el día se su patrón por todo lo alto. Numerosos vecinos y diversas autoridades políticas llenaban la iglesia del pueblo. Mientras, unos pocos se entretenían viendo las novedades literarias en el puesto de libros ubicado, como cada año, en la plaza del pueblo. En la mano de una señora lucía una rosa roja, su marido la seguía detrás. «En el día Sant Jordi, desde hace 58 años, le regalo una rosa a mi mujer. Durante los años de novios y también durante los cincuenta años que llevamos casados», comentaba Pepe Guasch, mientras miraba con dulzura a su esposa. Ella, Nieves Tur, sonreía al afirmar que «no le he comprado el libro a mi marido como manda la costumbre». Lo cierto es que a él no parecía importarle. «Mi esposa ya me lo da todo, todos los días», expresó. No era la única pareja que mostraba su amor en la plaza del pueblo con una prueba visible en forma de rosa.

En ese momento, el repicar de las campanas de la iglesia anunciaba el inicio de la procesión. Uno a uno, fueron saliendo los santos, con Sant Jordi a la cabeza, y tras ellos, la comitiva religiosa, en la que se notó la ausencia del obispo, Vicente Juan Segura, que no acudió a oficiar la misa como hizo el año pasado. La gente se agolpaba en la entrada del templo y otros preferían buscar sitio bajo la sombra de un árbol. Uno de los santos se quedó rezagado, lo que desordenó por unos minutos el ritmo de la procesión a la que no faltaron los representantes políticos tanto del municipio de Sant Josep como del Consell d'Eivissa.

Una vez finalizado el recorrido de la procesión, que duró apenas veinte minutos, se dio paso al desfile de carros ibicencos. Entre los vehículos tirados por caballos y en algún caso por un pequeño poni, llamó la atención un carro inglés en la que paseaba una familia de la misma nacionalidad. Para poner fin a los actos del día grande de Sant Jordi, se repartió vino moscatel, orelletes y flaó, que se degustaron mientras el Grup Folklòric de la localidad, realizó su muestra de ball pagès. Entre el público, un bebé de 15 meses que se movía al son de la música, iba vestido con el traje pagès. «Lo ha confeccionado su abuela para la ocasión, le encanta la música y cuando sea un poco más mayor creo que entrará en la colla», explicó Pepita Serra, madre de Toni Cardona, que llevaba por primera vez un traje típico.