En la orilla de la playa, al pie de la torre, se ubicaron los alumnos para escoger la mejor composición. Fotos: IRENE G. RUIZ

Miguel Àngel imparte clases de dibujo y pintura en Can Jurat. La de ayer fue una clase un tanto especial ya que consistió en una salida al aire libre para «pintar en un espacio natural, ya que es muy distinto a pintar en el estudio», comentó el profesor. El lugar elegido fue Platja d'en Bossa y en concreto la torre de sa Sal Rossa. A primera hora de la mañana todos los alumnos, en total unos treinta y cinco, entre los que había niños de cinco y diez años y adultos de hasta ochenta y seis, se dieron cita en la playa al pie de la torre de defensa. Antes de coger los pinceles, Miguel Àngel les explicó unas cuestiones relacionadas con la historia de Sal Rossa. «Se trata de una construcción fechada en el siglo XVIII que servía de torre de control contra los piratas que intentaban robar la sal que aquí se cargaba. Por ello, recibe también el nombre de torre de es Carregador», explicaba a sus alumnos en lo que parecía más una clase de historia. «Además, recibe el nombre de Sal Rossa porque la sal se mezclaba con la arena de esta zona que es un tanto arcillosa y adquiría un tono rosado», añadió a modo de curiosidad.

Tras la ambientación histórica fue el turno de colocar el caballete y comenzar el esbozo del cuadro a lápiz. Para algunos alumnos lo más complicado es encajar el dibujo en el lienzo y ajustar la proporciones correctamente. Para otros, como era el caso de Sofía, una de las alumnas más mayores, era encontrar los colores apropiados y elaborar la mezcla. «Hacer la arena y todos los detalles de las algas de la orilla para mí es lo más difícil», comentaba Francisca. Otra de las cuestiones que se trabajan cuando se realizan clases de pintura al aire libre es la luz. «Hoy hemos tenido mucha suerte ya que hay una luz increíble. Además, el trabajo de la luz no se puede hacer igual en el estudio que al natural», explicó Miguel Àngel.

Además de pintar, de disfrutar de una jornada al aire libre y de conocer un poco más la historia, algunos alumnos valoraron «lo que relaja pintar y también hacemos amistades», añadió Sofía mientras sujetaba la paleta.