El Santísimo Cristo del Cementerio recorrió ayer las principales calles de Dalt Vila. Fotos: IRENE G. RUIZ

Sonaban las campanas de la Catedral anunciando las nueve de la noche cuando concluía la misa oficiada por el obispo de Eivissa Vicente Juan Segura. A la puerta de la iglesia de es Convent de Vila aguardaba la banda de cornetas y tambores de la cofradía del Santo Cristo del Cementerio preparada para comenzar a tocar las marchas procesionales. Algunos fieles se acercaban a la puerta para ver en primera línea la salida de la pasos. «Es una de las imágenes más bonitas», comentaban varias fieles antes de la procesión haciendo referencia al Santísimo Cristo del Cementerio.

La salida del cofrade que portaba el estandarte de la agrupación religiosa anunciaba el comienzo de la procesión. Fue entonces cuando el conjunto musical comenzó a tocar las marchas procesionales que marcan el ritmo de los pasos.

Los fieles esperaban en la entrada del templo en absoluto silencio, una muestra de respeto y devoción religiosa. La primera imagen en salir fue la de Ecce Homo llevada a hombros por nueve cofrades, que fue precedida por los cofrades vestidos de nazarenos llevando velas que alumbraban el camino. Tras esta imagen, que arrancó numerosos aplausos al salir de la iglesia, se colocó la banda de la cofradía y tras ellos la imagen titular, el Santísimo Cristo del Cementerio. Inmediatamente detrás acompañaban a la imagen el obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura y las demás autoridades religiosas, seguidos de numerosos fieles. Mientras, la agrupación musical tocaba la marcha Una mirada desde el cielo, mientras la procesión recorría la calle del General Balanzat hacia la plaza de Dalt Vila. Al sonido de los tambores numerosos curiosos se asomaban en los balcanes para ver desde su privilegiado lugar la procesión que se tuvo lugar ayer.