Los alumnos estuvieron muy atentos a la representación teatral. Fotos: MARCO TORRES

Acercar conceptos como la educación para el desarrollo, soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación a la población infantil. Éste es el principal objetivo que persigue la organización Veterinaris sense Fronteres ,que durante dos días presenta la obra Cercant el sol, interpretada por Rocamora Teatre y subvencionada por la Conselleria d'Afers Socials, Promoció i Immigració, a los escolares de Sant Antoni. Durante la mañana de ayer, más de 170 niños de las escuelas de Buscastell, Santa Agnès, Sant Mateu, colegio Cervantes y Guillem de Montgrí comprobaron a través de este cuento tradicional chino el problema del hambre de la mayoría de países del tercer mundo, vinculado sobre todo al mundo rural y a la presión comercial que ejercen las principales empresas multinacionales que intentan implantar sus productos, como las semillas transgénicas: «Estos cultivos desplazan los cultivos tradicionales de los campesinos con lo que se les lleva poco a poco a la ruina y al más profundo subdesarrollo», explicó Marga Perelló, integrante de Veterinaris sense Fronteres.

La historia empieza en un pequeño pueblo de China en el que sus habitantes no pasan hambre porque viven de la agricultura. Un buen día, Pei Xiu llega a este pueblo en un coche de última generación y vestido de manera futurista: «Podemos plantar soja por todos sitios. Tengo unas semillas mágicas que acabarán con todos vuestros problemas. Así no pasaréis hambre nunca más». Este emisario de los cultivos transgénicos intenta convencer a los habitantes del pueblo de que la evolución de los cultivos agrícolas «son el futuro», les dice. Sin embargo, los habitantes no entienden por qué deben emplear esas semillas cuando ya tienen cultivos locales con los que satisfacer sus necesidades alimenticias: «Los alimentos no son una simple mercancía, son necesarios e imprescindibles para la vida de las personas. No queremos comprar semillas mágicas. Ya tenemos las nuestras y no dependemos de nadie». Finalmente, el emisario de los transgénicos consigue convencer a la población, que con el paso del tiempo se da cuenta de que esta decisión sólo les trae problemas.

María José Real