El gerente del Consorci Formentera Desenvolupament, Hilari Ferrer, ha confirmado que por el momento Formentera no va a utilizar el
biostrasse
para el arreglo de caminos de la isla una vez vistos dos aspectos fundamentales: que el coste de este material representa 2,3 veces más caro que el del asfaltado y que por otro lado no hay garantías de que su duración sea la misma del asfaltado tradicional.
«Hemos comprobado que el
biostrasse
no es un producto que en principio dé los resultados que nos habían explicado», dijo Ferrer que apuntó que representantes del consistorio habían estado en Cerdeña para ver los resultados de la aplicación en caminos y carreteras de ahí. «En principio se hizo una prueba en Eivissa y no dio los resultados esperados lo cual ya comenzó a preocuparnos con lo que se decidió hacer unas pequeñas pruebas en Formentera que no dieron mal resultado pero, finalmente, el precio de arreglar caminos con este material disparó las alarmas, nos asustó porque cada vez era más caro, así como el resultado final del que no había garantías y menos en los tiempos de mantenimiento, si nos hubieran dado garantías de hasta diez años habría sido posible planteárselo pero sin esas garantías era totalmente inconcebible».
Muy caro
Ferrer explicó que si el CfD o el Consell utilizara un producto para arreglar caminos que es muy caro y no diera resultado, por lo que al cabo de un año ya estuviera precisando una reparación «sería algo inconcebible, una irresponsabilidad, que con dinero público se hiciera un malgasto de esos fondos y por eso nos replanteamos la solución que no es otra que el asfaltado aunque con una capa de pintura, de
slurry
, para minimizar el impacto visual del arreglo de los caminos».
El
slurry
es un material que tinta el asfalto para que tenga un color semejante al de la tierra, tiene un grosor de unos tres milímetros y tiene la ventaja de ser antideslizante, lo cual es muy importante ya que la mayoría de los caminos que deben arreglarse no dejan de ser viejas torrenteras en las que a la que llueve un poco si el arreglo ha sido hecho con tierra y machaca desaparece casi por completo. Y en este sentido y por poner un ejemplo, el camino de Can Guillem, en es Cap de Barbaria, su mantenimiento supone un coste entre 35 y 40.000 anuales mientras que si se asfaltara, a lo que se oponen algunos vecinos, los menos, una inversión de 170.000 garantizaría su estado alrededor de quince años con un coste muy inferior.
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