La huelga de celo que están manteniendo los pilotos del SEPLA en Iberia desde principios de diciembre ha generado multitud de quejas en todos los aeropuertos, entre ellos los de la Islas, por la actitud de un colectivo privilegiado con sueldos millonarios que está defendiendo, a capa y espada, sus intereses particulares, en detrimento de los generales, es decir de todos los miles de usuarios de Iberia afectados por cancelaciones y retrasos.
El origen de este conflicto, larvado en el tiempo ante la fusión entre Iberia y British Airways, ha sacado a la luz, una vez más, la insolidaridad de un colectivo, que en el caso de Iberia asciende a 1.200 pilotos, que pueden mediatizar la operatividad de una compañía que da servicio a millones de pasajeros.
Sepla e Iberia
Con la excusa de la negociación del actual convenio, décimo en los últimos diez años, el SEPLA está echando un duro pulso a la dirección de Iberia, entre ellos a su presidente Fernando Conte y al director general de la misma, Enrique Donaire.
Las causas de la huelga de celo y de trabajar a reglamento, visto lo sucedido, es una clara estrategia del SEPLA para presionar a la compañía y conseguir sus objetivos, que nada tienen que ver con el convenio, como son inmiscuirse en la fusión entre Iberia y British Airways, con el fin de poder mantener su actual status en el futuro; obligar a la compañía a contratar 300 pilotos más, para así posibilitar que los segundos pilotos puedan ascender a comandantes, con lo que se zanjaría de raíz el malestar existente entre los segundos que llevan diez y quince años sin poder ascender; y obligar, por último, a la dirección de la compañía a readmitir a pilotos que hayan sido sancionados por una falta, dando a entender que los pilotos nunca son responsables de nada.
El SEPLA siempre ha mantenido en jaque a las direcciones de las aerolíneas, pero en el caso de Iberia la situación se agudiza más, puesto que su posición privilegiada es algo endémica, con unas condiciones salariales millonarias (ver gráfico adjunto) y con un horario de trabajo (60 horas al mes), que les posibilita trabajar diez días y descansar veinte.
La dirección de la compañía ya ha anunciado que no va a renunciar a nada y mucho menos a aceptar este chantaje encubierto del SEPLA.
Fusión con British Airways: El sindicato SEPLA quiere impedir que la fusión entre British e Iberia les afecte a su actividad y que los pilotos de British se puedan inmiscuir con las operaciones de «weatlease» (alquiler de tripulaciones).
Régimen disciplinario: El SEPLA exige que ante cualquier tipo de sanción, los pilotos expedientados puedan ser readmitidos.
Incremento de pilotos: Exigen la incorporación de 300 pilotos para que los segundos puedan ascender a comandantes.
Condiciones salariales: Que no varíe para nada su actual estatus en materia de salarios, que es el doble del que cobran el resto de pilotos de otras compañías españolas.
No faltan pilotos: Iberia afirman que no faltan pilotos, ya que con los 1.200 actuales se cubre toda la operativa al reducirse frecuencias y rutas.
Incorporar medidas de protección al pasajero: En el convenio se quieren incorporar medidas de protección al pasajero, con el fin de evitar situaciones como las que se han producido en estos días, que tripulaciones por un minuto de pasarse de actividad han dejado en tierra a miles de pasajeros.
Régimen disciplinario regulado: Iberia no acepta esta discriminiación, ya que todas las sanciones son punibles..
Conflicto interno en el SEPLA Iberia: Iberia constata el malestar de segundos con el SEPLA por no aumentar más pilotos, de ahí su reivindicación a toda costa.
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