Los disfraces llenaron de color las calles y bares del pueblo. Foto: IRENE G. RUIZ

Pelucas afro de color negro, naranja o rosa, cintas de flores en el pelo, pantalones acampanados, enormes gafas de sol...cualquier complemento o prenda que recordara a los años 60 valía para disfrutar al máximo de la quinta edición de la fiesta Flower Power de Sant Antoni, que vistió de infinidad de colores y música todos los bares y calles de esta localidad.

Días antes, los elementos decorativos ya predecían una fiesta inolvidable por la música que se podía escuchar en los bares y la carpa del paseo de ses Fonts, pero sobre todo por los dos grados de temperatura que si bien no consiguieron congelar la luna llena que había en el cielo si logró que a más de uno se le pasaran las ganas de fiesta rápidamente y optara por regresar a casa tras poco más de una hora de fiesta. Sin embargo, para la mayoría de los asistentes el ambiente festivo se alargó durante toda la noche. En esta ocasión, a diferencia de ediciones anteriores, hubo más personas que optaron por vivir esta noche sesentera con atuendos de la época, mientras que los que se decantaron por la ropa actual quedaron un poco fuera de lugar. Eso sí prometían una y otra vez que para la siguiente Flower Power de Sant Antoni se disfrazarían. ¿Será verdad?

En los bares, el baúl de los recuerdos de Karina se mezclaba con los acordes de canciones tan míticas como Yellow Submarine y los que tuvieron que trabajar durante toda la noche sirviendo copas lo hicieron con ese espíritu de buen rollo que caracterizó los años 60 y 70. Como cada año, las caravanas de músicos ambulantes consiguieron que la música no se quedara únicamente dentro de los bares y las carpas. Durante la noche del sábado, Joan de Delta Discos, Dj Pharma, Dj Javi Box, Can Raia Rock Band, sa Blues Màfia i els saligardos , Francesca y Xavi y la Lost Mountain Orchestra se encargaron de ambientar hasta el último rincón del pueblo con la mejor música. Pero donde realmente se trasladó el ambiente festivo fue a la carpa, lugar en el que a partir de las 03,00 horas todavía daba cabida a los más rezagados en llegar, que tuvieron algunas dificultades para abrirse paso entre el gentío allí congregado.

A las 06,00 horas los más fiesteros se despedían del acto festivo más esperado por muchos de los habitantes no sólo de Sant Antoni sino de toda la isla, pues hasta este pueblo se desplazaron ciudadanos de todas las localidades de Eivissa. Ahora sólo queda espera la próxima cita con quizá la 'flower' más divertida del año.

María José Real