En los 36 puestos del mercadillo de artesanía de Vara de Rey se pueden encontrar regalos de todo tipo y precio. Foto: MARCO TORRES

Anillos de plata, cadenas, carteritas de cuero, ponchos y bolsos son sólo algunos de los ejemplos de los regalos que se pueden encontrar en el mercadillo de artesanía del paseo Vara de Rey durante una mañana o tarde de paseo. Un total de 36 artesanos se han dado cita este año en el mercadillo navideño, aunque se han trasladado al principio del paseo: «El año pasado estábamos más hacia al final, detrás de la carpa. Esto nos afectó comercialmente, por lo que solicitamos al Ayuntamiento de Eivissa el cambio», explica Carmen Navarro, portavoz de este mercadillo. La polémica sobre la intención del consistorio de trasladar el mercadillo a la plaza del Parc quedó finalmente resuelta: «Solicitamos que no nos cambiaran y que nos pusieran a todos juntos: el mercadillo de Navidad, el puesto de Companantge y los feriantes. Estar todos juntos en el paseo es mucho mejor porque es un sitio de paso», afirma Navarro.

La plata en forma de anillo, cadena o pendientes es uno de los regalos más tradicionales de la Navidad en Eivissa. Sin embargo, paseando por estos puestos se pueden encontrar artículos tan originales como collares hechos en el Tíbet, finas máscaras o bolsos de piel y pelo que no se pueden encontrar en tiendas. «Estos collares están hechos artesanalmente en el Tíbet con piedras semipreciosas, tela y hueso. Su precio se sitúa entre los 30 y los 45 euros», afirma Elsa Urt, una de las artesanas de este mercadillo. «Los soles de Ibiza», como llama Rocío Méndez a sus collares de papel maché con forma de flor o sol, es otra de las opciones más originales: «Hay precios para todos los bolsillos. A partir de los siete euros y hasta los 18. También hay muchos colores, aunque el más pedido es el collar que combina blanco y negro porque te lo puedes poner con cualquier tipo de prenda», cuenta Méndez. También destacan las esencias de Hugo Gamboa, que se pueden usar para el cuerpo y como ambientador para casa. María José Real