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hantal Portier participa por primera vez en un proyecto de voluntariado, mientras que Santi Descalzo empezó a formar parte de estas asociaciones cuando tenía 15 años. (en la actualidad tiene 29). En ambos casos, sin embargo, comparten ese espíritu de ayuda a quien más lo necesita. Como ellos miles de personas en el mundo que participan en diferentes proyectos solidarios celebran hoy el Día Internacional del Voluntariado, proclamado por las Naciones Unidas en 1985.

Chantal Portier, Santi Descalzo, Inés Roldán, Francisca Marí, Margarita Prats y Susana Davidheimann son algunas de las personas de Eivissa que trabajan en su tiempo libre en asociaciones sin ánimo de lucro. «Mi relación con el voluntariado empieza cuando tenía 15 años en un grupo que se llamaba Grup Gent Jove. Desde entonces he estado de manera puntual con diferentes asociaciones hasta que en la actualidad he decidido crear una, Ibiza Fotoclub. Ahora también colaboro con otra asociación sin ánimo de lucro, Sense Fi, que realiza diferentes talleres enfocados a la gente joven, pero también al público más adulto», explica Santi Descalzo, quien afirma que continuará siendo voluntario durante muchos años: «Lo llevo en la sangre». Otra de las personas más veterana en este ámbito solidario es Francisca Marí, que colabora con la delegación ibicenca de Manos Unidas desde hace 28 años: «Una amiga y yo decidimos empezar a trabajar con ellos en Sant Josep. La sede de Eivissa ciudad nombra delegados comarcales y en el caso de Sant Josep me nombraron a mí». Susana Davidheimman, por su parte, inició su actividad casi al mismo tiempo que la creación de la ONG Ibiza al desarrollo, hace ya cinco años: «Desde entonces soy la secretaria de la organización, pero nos repartimos las tareas. En las torradas solidarias, por ejemplo, también preparo la carne», comenta sonriente. Los animales más necesitados también reciben la ayuda de los voluntarios. «Conocí la asociación Ibiza a cuatro patas en un acto que hicieron en Eivissa. Allí me interesó mucho su actividad y me dijeron que tenían un programa de paseo de perros en el centro de recuperación de animales municipal. En junio acabé de estudiar y tenía la intención de pasar un verano tranquilo, por lo que me apunté a este programa de voluntariado y desde entonces vengo casi cada día para pasear al mayor número de perros posible», cuenta la joven Inés Roldán, quien poco después añade: «Hay muchos perros que tienen miedo al humano y cuando ladran, por ejemplo, no es que se estén defendiendo ni sean agresivos sino que reclaman más atención. Sólo quiero hacerles la vida más fácil». El trabajo de los voluntarios es uno de los pilares fundamentales de Cruz Roja: «Mi labor aquí es de administración, aunque también hago transporte adaptado y me encargo del área de participación, en la que animamos al resto de voluntarios e informamos a las personas interesadas en formar parte del equipo qué es lo que tienen que hacer», cuenta Chantal Portier, que empezó su trabajo en esta entidad el pasado mes de septiembre. La atención al público de la tienda de Cáritas funciona todos los días gracias al trabajo de los voluntarios. Margarita Prats lleva ocho años colaborando con esta organización: «Me lo paso muy bien aquí y siento mucha satisfacción porque no sólo hago labores de dependienta sino que también damos a conocer Cáritas y aconsejamos y ayudamos a la gente que visita las instalaciones. He recibido más de lo que he dado porque tanto las compañeras como la gente que viene por aquí siempre me han mostrado su cariño». María José Real