C. ROIG

La Conselleria balear de Medi Ambient tiene la intención de reducir la población de cabras del islote de es Vedrà porque estos animales producen efectos muy perniciosos sobre la vegetación, ya que se comen todos los arbustos y plantas endémicas. «Lo que queremos es que haya una población sostenible, un número razonable; ahora mismo en es Vedrà hay un número excesivo de cabras», explicaron fuentes de la Conselleria.

Lo primero que quieren hacer desde este departamento es ponerse en contacto con los propietarios para ver cómo se puede arreglar el problema. La intención de Medi Ambient es eliminar un buen número de cabras, algo que se haría a través de escopetas o cogiéndolas con un lazo por el cuello. En Mallorca lo que se suele hacer después es dar de comer a los buitres, ya que cuentan con un programa de recuperación de esta especie. En el caso de Eivissa no está claro su destino.

«Habitualmente se nos critica porque se dice que matamos cabras, pero es que cuando hay una sobrepoblación se comen todas las plantas endémica s y no se trata de acabar con todas, sino tan sólo de que sean un número razonable», añadieron desde la Conselleria, donde son conscientes de que la idea «suena mal», pero creen que es «necesaria».

Desde el Govern no dieron cifras de cuántos animales puede haber en el islote, aunque consideran que «son excesivos». Otras fuentes los cifraron en un centenar, además de que no cuentan siquiera con registro sanitario.

Ahora habrá que determinar el número de cabras que se tienen que eliminar. «Todavía no hemos concretado nada, pero existe la intención de llevar a cabo la actuación», añaden.

Ya en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) que se aprobó en la primera legislatura del Pacte se incluía la prohibición de la presencia de estos animales en el islote. El artículo 34 prohibía la «introducción de mantenimiento en los islotes de cabras, conejos y otras especies que comprometan la conservación de las comunidades vegetales».

La defensa de 'Botja'

Esto provocó una gran polémica en su día. El entonces conseller del PP en la oposición Joan Marí Tur, Botja, criticaba que la eliminación de cabras ponía en peligro una práctica ancestral pitiusa, como es la caza de cabras en es Vedrà. Según explicaba Botja, esta actividad tiene un valor etnológico de gran importancia. Marí Tur incluso publicó detalles sobre esta actividad de esta forma: «La cacería de estos rupicaprinos era todo un rito. Dos barcos salían de Cala d'Hort próxima la Navidad y Pascua de Resurrección». Los cazadores descendían del barco y gritaban y silbaban mientras los animales eran acorralados. Algunos se despeñaban antes de dejarse apresar. «El azul del mar se teñía de rojo», relataba el conseller.

En tiempos del Pacte (1999-2003), la consellera de Medi Ambient aseguró que las cabras ejercían un efecto devastador sobre 18 especies vegetales o protegidas. Entre las plantas en peligro estaba la subespecie púnica de la Teucrium cossonii.

Pese a que hacía 25 años que no había rumiantes en el islote, en 1992 los propietarios de es Vedrà llevaron a cabo una repoblación. En el mes de marzo de ese año desembarcaron 12 cabras de ambos sexos que han ido procreando. Es Vedrà está dividido entre doce propietarios, aunque no existe señalización alguna que delimite las divisiones.