Dos operarios tapan el garaje en el que perdieron la vida el matrimonio y su hija tras una explosión de gas.

Guardia Civil, especialistas en explosivos, bomberos... Todo el mundo piensa que lo más probable es que fuera un suicidio bien meditado. Aunque no se ha encontrado nota de despedida, los detalles que indican esta posibilidad parecen suficientes. La desgracia que sufrió esta familia en abril de 2003, cuando la otra hija del matrimonio, la abogada Teresa Costa, murió ahogada cuando realizaba una regata en un llaüt con otras dos personas. El estado en el que se encontró la vivienda, completamente desordenada y sucia. La válvula de una de las tres botellas de butano que había en el garaje, que estaba agujereada, amén de otros detalles muy personales.

La madre, María Prats, de 73 años, estaba en el asiento del copiloto, la hija, Elena Costa, 36 años y con síndrome de Down, acuclillada en la parte de atrás, y el padre, Juan Costa, 77 años, delante del coche. Estaban completamente carbonizados. El olor a gas debía ser suficientemente intenso como para no detectarlo. El fuerte olor a gasolina que había tras la explosión puede derivar del combustible del vehículo, aunque también es posible que para conseguir la deflagración se empleara un poco de carburante. Los especialistas del grupo Tedax de La Guardia Civil examinaron ayer por la mañana el lugar de la explosión y tratan de sacar conclusiones. El delegado del Gobierno en Balears, Ramon Socias, declaró ayer en Mallorca que «todo apunta a que se trata de un suicidio». El jefe de Bomberos, Miguel Sevilla, dijo a Efe que en el garaje, además de las tres bombonas de butano, se encontraron indicios de combustible, que podría ser gasolina, «algún tipo de alcohol o algún tipo de acelerante». Sevilla precisó que, en un recinto cerrado, el gas y la gasolina se comportan de modo similar y producen el mismo tipo de explosión, por lo que el análisis de los materiales encontrados permitirá determinar la causa del siniestro y, posiblemente, el motivo del mismo, ya que no se descarta la hipótesis del suicidio.

El alcalde accidental de Sant Antoni, Joan Pantaleoni, dijo ayer que el edificio, de dos plantas además del garaje, que ocupa la esquina que forman las calle Gaudí y General Balanzat, no sufrió daños estructurales pese a la tremenda violencia de la explosión, que proyectó la persiana metálica del garaje contra la pared de enfrente. No obstante, el aparejador municipal ha recomendado que de momento no se ocupe la primera planta del edificio mientras se realizan pruebas de carga en las vigas, ya que soportaron mucho calor.

Pantaleoni también informó de que el Ayuntamiento de Sant Antoni acordó ayer declarar luto oficial por el suceso para el todo el día de hoy. Además, se ha convocado una concentración para el mediodía frente al Consistorio en la que se guardará un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas. También se ha suspendido la presentación del programa de fiestas de Sant Rafel que estaba prevista para hoy.

El shock que supuso para la pareja Costa-Prats la muerte por ahogamiento de su hija Teresa era un asunto muy recordado ayer por vecinos y allegados de la familia. Tenía 31 años. Navegaba en un llaüt junto a José Tur Tur y Eva Ramos García, que consiguieron alcanzar a nado el Cap Roig. La embarcación se fue a pique por la popa a consecuencia de un golpe de mar. Días después, tras una laboriosa búsqueda por parte de los equipos de rescate, el cuerpo sin vida de Teresa fue hallado flotando frente a s'Illa Plana. El 15 de octubre, el pasado miércoles, día de la muerte de la pareja y de su hija Elena en el garaje de la casa familiar, se conmemoraba el día de Santa Teresa.