El proyecto para construir el campo de golf que proyecta el grupo de empresas Matutes en Eivissa está sufriendo un considerable retraso. Pese a que el expediente se envió a la Comissió balear de Medi Ambient en diciembre de 2007, este órgano todavía no ha resuelto si informa favorablemente esta instalación.

Según explicaron fuentes de la Conselleria balear de Medi Ambient, lo más probable es que la decisión sobre el golf se produzca en noviembre, casi un año después de haber recibido el expediente. «No nos podemos retrasar mucho más», indican desde este departamento, donde ponen de fecha límite noviembre.

Toda la tramitación se ha visto ralentizada por una polémica con el Consell d'Eivissa. El problema es que después de la aprobación de la ley de medidas urgentes de protección del territorio, el Govern entendía que había cambiado la normativa y que debía ser el Consell el que decidiera primero si otorgaba la declaración de interés general al campo de golf. Sin embargo, desde el Consell d'Eivissa no opinaban igual porque consideraban que primero debía ser el Govern a través de su órgano ambiental el que dijera si el golf era medioambientalmente sostenible. Así se lo hicieron saber oficialmente a la Conselleria de Medi Ambient en una comunicación que enviaron en septiembre y lo mismo hizo el Consell de Mallorca, quien se encontraba en la misma situación.

Por este motivo, desde la Conselleria de Medi Ambient explican ahora que previsiblemente sea la Comissió balear de Medi Ambient la que decida primero. Esto se aprobará en una resolución en el mes de octubre y el mes que viene se decidirá sobre el informe favorable o no al campo de golf.

Desde el Consell han mostrado en numerosas ocasiones su malestar por el retraso de este proyecto, aunque nunca se han pronunciado claramente sobre si autorizarán o no el interés general a este campo de golf. De hecho, siempre han confiado en que la cercanía de los terrenos al parque natural de ses Salines impida el proyecto. El hecho de que el Ministerio de Fomento haya obligado a un golf de Melilla cercano al aeropuerto a secar sus lagos para evitar la proliferación de aves por ser peligroso para el tráfico aéreo podría servir también de argumento al Consell. De hecho, los ecologistas ya habían advertido de este riesgo en alguna ocasión.