BÀRBARA MUNAR

Las asociaciones contra el cáncer de la isla, los profesionales, colectivos y diferentes políticos han argumentado de diferentes maneras durante los últimos meses sobre la necesidad de un servicio de radioterapia en la isla.

El vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) y jefe de servicio del Instituto de Oncología de Barcelona, Ferran Guedea, junto al presidente de la SEOR, Ismael Herruzo, desmontan uno a uno los argumentos que ofrece el conseller de Salut i Consum, Vicenç Thomàs, para no dar un sí rotundo a la radioterapia en Eivissa:

Calidad asistencial: Thomàs argumenta que una de las prioridades para poder instalar este servicio es conseguir una calidad asistencial para los pacientes. Guedea asegura que hoy en día hay muchas unidades de radioterapia y que con «personal especializado, no tiene porqué haber problemas de calidad asistencial»

Falta de profesionales: El presidente de la SEOR, Ismael Herruzo, afirma que pese a que se trata de un servicio complejo para encontrar especialistas, «cualquier servicio de cardiología o radiología vascular también los tiene». Asimismo, destaca que sólo se trata de «hacer una oferta interesante para que vengan, porque Eivissa, al fin y al cabo, es un sitio atractivo».

Pocos pacientes: Thomàs siempre dice que las cifras que las asociaciones contra el cáncer manejan son erróneas. Pero para Ferran Guedea, el número de pacientes «no tiene nada que ver con llevar a cabo el tratamiento porque son muy precisos e individualizados». Asimismo, Herruzo afirma que si el año pasado se trasladaron 550 pacientes desde Eivissa, al menos 300 necesitaron de radioterapia. «Lo que supone una unidad a pleno rendimiento».

Plan funcional: El conseller de Salut en sus intervenciones siempre recuerda que el plan funcional ofrecerá «una solución arquitectónica para que cuando las condiciones sean adecuadas, se pueda instalar». Guedea, remarca que «el plan funcional debería contemplar sin falta este servicio. Pienso que es muy importante que esté para que en el momento en que se decida ponerlo en marcha, no se tengan que llevar a cabo obras mayores». Por su parte, Herruzo apostilla que si no se contempla el espacio «va a ser un problema y por descontado si debajo hay un parking no se va a poder instalar».

Seguridad Sanitaria: Para Guedea y Herruzo la seguridad sanitaria es un problema inexistente. El primero afirma que el personal sanitario no corre ningún riesgo porque «hoy en día estas unidades de tratamiento siguen una normativa muy estricta del Consejo de Seguridad Nuclear y unos criterios muy precisos para la protección radiológica». Herruzo destaca que las ciudades están llenas de estas unidades y que «la radiación ambiental es mínima y despreciable porque sino, no se podría construir».

Dinero: Herruzo explica que la instalación de este servicio tendría un coste económico, en función de su precisión entre un millón y medio y dos millones y medio de euros. A esta cifra hay que sumar, la construcción de un búnker que costaría unos 480.000 euros y los salarios de los dos médicos, del físico y de los técnicos. Pero para Thomàs, «el dinero nunca ha sido un problema porque ya estamos haciendo una inversión muy grande en el hospital».

Libro Blanco de Oncología: Thomàs ha recurrido alguna vez al Libro Blanco de Oncología que dice que una unidad de radioterapia se debe instalar con poblaciones de 200.000 habitantes. Pero suceden dos cosas, el conseller no recuerda la salvedad de las «poblaciones dispersas o aisladas» en las que Eivissa estaría incluida, pero además, Herruzo comenta que este documento afirma que «para una asistencia óptima, los pacientes deberían tener una unidad de radioterapia de 70 kilómetros o bien de media hora de trayecto».

Comparaciones: El conseller nunca ha hablado de otras comunidades o provincias, pero Herruzo sí. El oncólogo remarca que Marbella con 250.000 habitantes va a construir en los próximos años dos unidades de radioterapia, porque se está «potenciando cada vez más la asistencia centrada en el paciente. En Andalucía se están creando unidades en los hospitales comarcales para que el enfermo no tenga que trasladarse a los hospitales grandes de referencia». Unas unidades que dependen de las de los hospitales principales para «controlar la calidad asistencial».

Tratamientos: Desde la Conselleria se afirma que se está trabajando para mejorar los traslados y dietas de los enfermos, pero pese a que no hay una relación de causa efecto entre la distancia que recorren los pacientes de Eivissa y los resultados del tratamiento, respecto a otros pacientes, para Herruzo el hecho de coger un barco o un avión no genera «una situación idónea porque están lejos de su entorno». A veces, en tratamientos más complejos, hasta siete semanas.

Para que este servicio funcione se necesitan alrededor de diez personas. Según Herruzo se trata de un médico especializado para que trabaje con el acelerador lineal , otro doctor más que esté especializado en oncología radioterápica y un físico que haga los controles de calidad necesarios para la máquina. Asimismo, también se necesitan cinco técnicos de radioterapia, así como una secretaria y una enfermera. Los médicos y los físicos, según Guedea, son difíciles de encontrar porque «es personal especializado, pero es cuestión de buscarlos a través de centros de soporte como la Sociedad Española de Oncología Radioterápica».