En 2003 surgía la idea y tras casi cuatro años de charlas y negociaciones en enero de 2007 se firmaba el acuerdo para construir una planta fotovoltaica en Santa Eulària, una instalación que tendría una capacidad para generar el equivalente al consumo anual de 150 familias y que tendría también una función pedagógica ya que se organizarían visitas de los escolares de la Isla para conocer el proceso de generación de energía solar.

Aunque los 3.000 metros cuadrados de paneles fotovoltaicos deberían haber empezado a volcar su producción a la red eléctrica convencional en el invierno del pasado año, a día de hoy el proyecto duerme el sueño de los justos. Y todo por un pequeño detalle: los terrenos en que se preveía la instalación no permiten este tipo de actividad.

«El proyecto ha quedado parado porque los terrenos que cedió el Ayuntamiento son de naturaleza rústica, lo que impide las actividades industriales, y, de momento, no se da la posibilidad de cambiar la calificación», reconocieron fuentes de GESA.

Desde la compañía suministradora aseguran que el problema con los solares no supone que se abandone definitivamente el proyecto, aunque reconocen que el tiempo transcurrido sin poder ejecutar la obra ha hecho que se extinga el convenio que en su momento firmó el entonces conseller balear d'Energia, Juan José Cardona, el ahora ex-alcalde, Vicent Guasch, y el director general de la hidroeléctrica, Jaume Reguart.

Autofinanciación

El proyecto de planta fotovoltaica debía tener una potencia máxima de 300 kilowatios y podría llegar a producir 425.000 kilowatios al año, según los datos ofrecidos en el momento de su producción. La energía generada se integraría en la red a cambio de un dinero que serviría para amortizar en un plazo estimado de 10 años los 1,8 millones de euros en que se había fijado el coste de construcción.

Desde GESA explicaron que se buscan nuevos terrenos dentro del municipio que puedan sustituir a los cedidos por el Ayuntamiento en las cercanías del polideportivo. «Han habido conversaciones y se están mirando las posibilidades que hay. El problema es que se necesitan infraestructuras para el acceso y para que lo que se genera allí pueda volcar a la red», explicaron. «Deben ser terrenos cercanos a la red o donde sea posible hacer un tendido que enlace con ella, además de contar con todos los permisos», añadieron.

«El territorio es limitado, el solar debe ajustarse a la protección del medio ambiente y debe satisfacer nuestras necesidades, por lo que el margen de maniobra es muy corto», concluyeron.