Josep Lluís Molla nació en Xátiva en 1972 y es licenciado en Teología y Filosofía por la Universidad de Valencia. En la actualidad es el párroco de Sant Josep y es Cubells.
-¿Qué voto le resulta más difícil de cumplir: castidad, obediencia o pobreza?
-Cualquiera puede ser difícil si se miran desde la mentalidad de la sociedad actual, a mí me resulta más complicada la obediencia.
-¿Por qué?
-Porque mis deseos y los de mis superiores a veces no coinciden y hay que hacer un ejercicio de aceptación de la voluntad de otro, y eso es lo que prometí en mi ordenación.
-¿Tiene vicios confesables?
-Sí, comer chocolate negro con un 70% de pureza de cacao.
-Usted es párroco de Sant Josep y es Cubells, dirige un colegio y se encarga de la guardería de la parroquia. ¿A qué dedica el tiempo libre que le queda?
-Estudio inglés para atender mejor a los fieles que proceden del extranjero y, cuando puedo, viajo y hago turismo.
-¿No cree que a la Iglesia le sobra soberbia y le falta un poco de humildad?
-No juzgo a la Iglesia, pertenezco a ella y procuro trabajar para mostrar el mensaje que transmite (el Evangelio). Otros quizás quieran ver en ella soberbia, pero quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
-¿Con qué ministerio se lo pasa mejor (confesión o misa)?
-En los dos, porque en ambos haces el bien a los otros. La gente que acude a un sacramento lo hace para estar bien consigo, con Dios y con los demás.
-¿Se hizo sacerdote para enterarse de todos los cotilleos del confesionario?
-No me preguntarás esto por lo poco que se confiesa hoy la gente. Nunca he pensado que la confesión sea para cotillear, para eso ya está el suplemento que repartís hoy con el periódico (Pronto). Lo que pasa es que hay quienes gustan de bromear con el confesionario y es que quizás lo encuentren morboso, pero en realidad no tiene nada que ver con ciertos tópicos como el que me comentabas.
-Sabe usted que en Sant Josep corre el rumor de que tiene un jacuzzi ¿Es cierto?
-Sí que lo sabía, pero no es cierto y no me preocupo de los rumores. Suficiente trabajo tengo como para ocuparme de ellos. Si no lo cree, cualquiera está invitado a casa y lo puede comprobar.
-¿Se siente arropado por sus feligreses?
-Por supuesto, siempre he sentido su apoyo y colaboración.
-¿Se ha escandalizado alguna vez paseando por el puerto por la noche en verano?
-No, hay otras cosas por las que escandalizarse.
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