ar Serra siempre se va a dormir cerca de las 21,00 horas. El domingo por la noche hizo lo mismo. Cenó y se metió en la cama, pero esta vez con una gran ilusión, volver al cole para ver a sus amigas. Su madre, Carmen Pagés cuenta que la pequeña Mar está muy emocionada con el regreso a las aulas, pues cambia de ciclo (empieza este año primer curso de primaria), de maestro y de clase: «Está muy contenta porque verá a sus amigas y se siente un poquito más mayor al cambiar de ciclo», puntualizó su madre. Ayer por la mañana se levantó a las 07,45, dispuesta a prepararse lo mejor posible para la cita con el nuevo curso. Hasta el próximo 1 de octubre, la pequeña Mar podrá elegir su atuendo, pues a principios del mes que viene deberán llevar el uniforme del colegio Nuestra Señora de La Consolación: «La verdad es que es muy práctico que lleve uniforme porque así no estamos mucho tiempo mirando lo que se tiene que poner». Durante la última semana, Mar ha hablado mucho de sus amigas en casa: «Se nota que tenía ganas de volver a las clases y ver a sus amigas, como Olga o Júlia, ¿verdad Mar? Las ha echado de menos porque en verano sólo las veíamos cuando había algún evento social, como cumpleaños, por ejemplo», le preguntaba Carmen a su hija, mientras ésta se abrochaba la cinta de las chanclas minutos antes de salir hacia el cole. Una vez vestida y arreglada, la pequeña Mar tomó su desayuno, un vaso de zumo con magdalenas, preparó su mochila y salió junto a sus padres y su hermano Javier camino al colegio. Por el camino, Carmen afirmó que estaba muy contenta de que la pequeña volviera al colegio: «Más que nada porque tenía ganas de retomar la rutina de invierno. Mar ha estado yendo a la escuela de verano, pero es diferente». Ya en la puerta, Mar esperó con su madre a que llegara una de sus mejores amigas, Júlia, quien aseguró estar muy nerviosa con la vuelta: «Tanto que incluso ha vomitado de los nervios», explicó su madre. Al verse, las dos niñas de seis años se abrazaron y entraron de la mano en el colegio bajo la orgullosa mirada maternal. Ya en el patio, el nuevo profesor de las niñas les indicó que tenían que ponerse en la fila para poder acceder a la nueva clase. Mientras esperaban la entrada a la clase, Júlia le comentaba a Mar: «¿Ves esa parte alta del edificio? Pues nosotras estaremos allí algún día». Y sí, algún día ocuparán las primeras plantas de las instalaciones de Nuestra Señora de La Consolación, pero mientras tanto toca disfrutar y aprender durante el primer curso del nuevo ciclo que ambas amigas comenzaron ayer.

María José Real

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