María José Real Mucho tráfico, bochorno, comercios y restaurantes llenos de gente son algunas de las características de los días con nubes. Si a esto le sumamos que muchos de los turistas que nos visitan no saben qué hacer en los días grises, el caos se apodera de Eivissa.

Durante la mañana de ayer, muchos turistas se vieron obligados a cambiar sus planes de sol y playa por otros más urbanitas, concretamente, por los paseos por la ciudad de Eivissa o algunos pueblos de interior.

Aprovechando que hacía un tiempo bastante inestable, mucha gente anduvo por las principales calles del puerto y de la ciudad en busca de las mejores compras para familiares y amigos que ya se encuentran trabajando en su lugar de origen. «Como no hace sol hemos decidido venir a comprar recuerdos para la familia. Lo que pasa es que hace mucho bochorno y quizá esta tarde aunque no haga sol vayamos a pegarnos un chapuzón a la playa», explicó María Gil, de Salamanca. «Cuando el día amanece gris, la gente aprovecha para hacer sus compras porque luego con el calor apetece menos. La verdad es que hoy por la mañana ha entrado y comprado mucha gente», afirmó Pepa, de la tienda Mystic de la calle Aníbal. Sin embargo, no todos los comerciantes tienen la misma opinión que ella: «Los días nublados no se corresponden con el aumento de ventas; la gente está muy despistada porque no sabe qué hacer y lo único que hacen es mirar. Esto en cierta manera es positivo porque miran y quizá algún otro día vuelvan a comprar», explicó Palmira, de la tienda de ropa Bamba de la calle Antoni Palau. En este sentido, una de las características de estos días tan inestables meteorológicamente es el gentío que transita por las principales calles de la ciudad sin saber qué hacer. Así, uno de los principales reclamos de algunos turistas que visitan la isla con la guía en mano es que éstas no incluyen un apartado de qué hacer en Eivissa cuando hay mal tiempo. Las principales propuestas se centran en tranquilos paseos por el casco antiguo de la ciudad, visitar los museos para conocer algo de la historia de la isla, aprovechar para comer en algún restaurante de los pueblos de interior o simplemente callejear para descubrir ese lado de Eivissa que no aparece en las guías turísticas. El bochorno reinante durante todo el día propició que a pesar de la falta de sol, muchos optaran por un chapuzón en la playa o la piscina.