Como suele ser habitual, la costa frente a es Caló fue de las más concurridas. Foto: G. ROMANÍ

GUILLERMO ROMANÍ

A las once de la mañana, según vigilantes de la Reserva Marina de es Freus ya tenían contabilizados alrededor de 400 embarcaciones en únicamente tres zonas de la isla; 180 en es Caló, 120 en Punta Prima y un centenar en es Freus. Pero a lo largo del día los barcos, principalmente venidos de Eivissa, los de Mallorca ya habían llegado este fin de semana, hizo que en los puntos de pesca del raor, llegaran a agruparse entre 600 ó 700 embarcaciones. Las zonas más concurridas eran obviamente la de es Caló, básicamente entre Punta Roja y mitad de la playa de Tramuntana, entre Cala en Baster y los alrededores de Punta Prima, en la zona de es Freus y luego, que no habían sido contabilizados por la Reserva a las 11 de la mañana, entre Punta Pedrera y Punta Rassa en las inmediaciones de Cala Saona y la torre de la Gavina, sin olvidar la zona de Migjorn, donde al haber grandes bancos de arena y con poca profundidad el raor también es abundante.

El presidente de la Cofradía de Pescadores de Formentera, Josep Juan Torres, salió un rato a pescar con otro compañero y tras haber cogido una veintena de ejemplares, «para comer hoy la familia», decía su compañero, volvía a hacerse a la mar para buscar los raors para su propia familia. Hay que decir que la legislación sobre las capturas es muy estricta ya que el máximo permitido por persona, con licencia de pesca, es de 50 ejemplares o cinco kilogramos de peso, mientras que los pescadores profesionales no tienen límite de capturas, pero son justamente éstos los primeros en limitar sus capturas al consumo del primer día del fin de la veda.

Sin embargo ya hace días que algunos pescadores ocasionales de la isla aseguraban que pescando habían pillado algún que otro raor y, por descontado se lo habían comido, pero en ningún caso habían hecho como algunos pescadores furtivos que iban a la caza del raor y que este fin de semana fueron detectados por los vigilantes de la Reserva o los responsables de Medio Ambiente que cuando veían que se les efectuaba un control, tiraban la pesca al agua para liberarse de las multas. Ello demuestra que si las quejas de falta de control en materia de pesca en la Reserva de es Freus, por la escasez de personal es absolutamente demostrable, y en días como ayer, hoy o durante tres o cuatro jornadas más, será inasumible verificar que los pescadores tengan su permiso y que las capturas se ajusten a los límites permitidos ya que hay muchos que durante unos días pescan cuanto pueden, desembarcan, venden las capturas a restaurantes y prosiguen con su 'jornada laboral'. De todas maneras en la zona norte de la isla o al menos en es Caló, «els raors no van bons» decían algunos y ello motivaba un continuo cambio de posiciones entre las embarcaciones; el hecho de que la mar estuviera ligeramente agitada complicaba las capturas, y los restaurantes apenas ofertaban raors, y en uno de los consultados afirmaban que no habían podido servir ni media docenas de platos que, eso sí, costaban 26? la unidad.

Por eso muchos auguraban que en Migjorn y cerca de Cala Saona las capturas serían mucho mejore donde en teoría las aguas estarían más tranquillas y la acumulación de embarcaciones sería mucho menor. Lo que sí dijo el Patrón Mayor de la Cofradía de Formentera era que «los ejemplares que hemos capturado estaban todos sin huevos lo cual significa que de cara al próximo año habrá pesca de raors aquí, y demuestra que alargar la veda hasta principios de setiembre -que hace varios años se instituyó en Formentera-, ha sido una medida acertada». Sin embargo Juan consideró que lo peor de esta 'fiebre del raor' es la avalancha de pescadores recreativos o aficionados de Eivissa y Mallorca que por falta de control esquilman el stock de raors en Formentera.

En terminos parecidos a los del patrón mayor de la Cofradía se pronunciaban algunos formenterenses, pescadores con licencia que se habían congregado en un bar de es Caló para ver lo que sucedía «ya sería hora de que los medios de comunicación dejaran de hablar tanto de la veda del raor» decía Pep, mientras que uno de sus compañeros aseguraba: «A este paso no nos va a quedar ni un raor, se los van a llevar los de fuera en pocos días y luego nosotros no tendremos ni para un par de comidas». Para muchos el raor ha sido una comida habitual aunque ocasional pero que la 'fiebre mallorquina' respecto a este pescado no ha hecho más que complicar las cosas y la presencia de embarcaciones en parajes como es Caló, que habitualmente presentan una imagen totalmente distinta de la de estos días en los que se ve más blanco de cascos que las excepcionales gamas de azules que caracterizan esa zona de Formentera.