L. AVERSA

El 'hasta aquí hemos llegado' de Sant Antoni en todo lo referente a ruidos, horarios, publicidad sin licencia, fiestas ilegales y cafés conciertos irregulares, ya tiene un primer balance de temporada. Aún queda verano por delante, pero los expedientes van sumando y sólo en lo que respecta a ruidos, horarios y publicidad ascienden a 136.

La cuenta comienza, reloj en mano, con once expedientes abiertos por cerrar fuera de horario; continúa en el mundo de las sonometrías con un resultado de tres sanciones leves y una grave por exceso de ruido, y sigue, en la misma línea, con cinco equipos de música precintados. Las inspecciones a cafés concierto que deberán acondicionarse para la próxima temporada según dicta la ley son cuatro hasta el momento, con el saldo de un bar que decidió cerrar sus puertas después de recibir las inspecciones.

Pero la cuenta de expedientes no termina aquí, porque el Ayuntamiento ha decidido ponerse firme en todo lo que respecta a la publicidad: por un lado, los relaciones públicas sin licencia tienen 56 expedientes abiertos, con multas que ascienden a los 1.500 euros, y, por el otro, se han puesto ocho sanciones por reparto de flyers y 57 por colocación de carteles, con 300 euros por multa. Así se cierra este primer balance de sanciones de verano, sin olvidar que también se abortaron 21 fiestas ilegales, 11 de las cuáles tuvieron una aforo de entre 100 y 400 personas.

Según el concejal de Gobernación de Sant Antoni, José Ramón Serra Pilot, esta rigurosidad en busca del orden público «no es una persecución sino una voluntad firme contra aquello que está fuera de la ley y perjudica la imagen de Sant Antoni».

Orden público

«Estamos a favor del turismo joven y de la música pero siempre con un orden. Y este cambio se está percibiendo. Las conversaciones que mantengo con vecinos del West End me lo van confirmando», apuntó el edil que recordó que el Ayuntamiento está dando licencias, no sólo en publicidad (153 permisos), sino también para la música, eso sí, con exigencias legales que demandan, entre otros trámites, un estudio acústico relativo a las actividades que se desarrollan y un limitador de sonido fijado por un técnico municipal.

Y todo porque, según el edil, es necesario encontrar el término medio entre «la gente que quiere descansar y la que quiere ir de fiesta», por lo que pide «la colaboración de los dueños de los locales». «De todas formas el Ayuntamiento está firme en lograrlo y estaremos encima de aquellos que no colaboren», concluyó.