La seguridad, uno de los aspectos que han aprendido los participantes, de entre 13 y 17 años. Foto: NATALIA SALAZAR

Sobre las siete de la mañana cada día los 18 adolescentes que desde el pasado lunes están de campamento en el bergantín Cala Millor (que sustituye al malogrado Thopaga), se levantan, desayunan y comienzan su jornada como si fueran aprendices de marinero. Las actividades que estos jóvenes de entre 13 y 17 años realizan a bordo son las propias de los ayudantes de la tripulación. Algunas de ellas van desde limpiar la cubierta, arriar las velas o plegarlas, también hacen guardias por el día en el puente de mando y colaboran con las maniobras o ven el tráfico marítimo. Colaboran también en las horas de comida poniendo la mesa y fregando los platos. Aunque algunos aseguran que lo que más les gusta «es estar tumbados en la cubierta». Los chicos no están solos, durante cinco días conviven con los nueve miembros de la tripulación, entre los que se encuentran Nicole Legler y Gerald Delgado copropietarios de este velero, y con dos monitores, Domingo y Pablo.

Reserva natural

La actividad de ayer fue un poco distinta. El Cala Millor había pasado la noche en Platges de Comte, después de haber rodeado la isla de Formentera. Por la mañana atracó en el litoral de ses Illots de Ponent y los chicos junto a sus monitores y acompañados por una educadora ambiental, Lina Torres, pudieron pisar la isla de sa Conillera. Allí, Lina les explicó la razones de por qué es un espacio natural protegido y las características propias tanto de la vegetación que allí crece como de las sargantanas que allí habitan. Se trató de una excursión didáctica que consistió en un paseo hasta el faro de esta isla, donde allí se divisaba es Vedrà y todos los islotes de la reserva. Para Lina lo más importante de estas actividades es «promover y difundir cuáles son los valores de estos espacios protegidos», explicó. «Y seguro que alguno de estos chicos cuando hablen de las sargantanas sepan algo más sobre ellas», afirmó. Al concluir la visita a sa Conillera, algunos aprovecharon para darse un baño refrescante en aguas de la reserva natural antes de continuar la jornada de navegación hacia Cala Aubarca. Lo jóvenes marineros concluyen hoy su aventura de verano en alta mar.

Natalia Salazar

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