ientras unos completaban las actividades de la gimcana de habilidades sociales con tal de conseguir puntos para marcar en el mapa de las islas de la convivencia o el océano del buen amigo en el colegio de Sa Graduada, otros aprendían adjetivos en catalán con el análisis de diferentes anuncios publicitarios en medios impresos y otro grupo de niños ensayaba la obra de teatro La ciutat de les mil torres. Los alumnos de la escuela de verano de Sa Graduada y Sa Blancadona reparten sus actividades veraniegas en tres áreas bien diferenciadas: el teatro, las habilidades sociales y la lengua catalana. Ésta última se ha introducido este año. «Sobre todo se intenta que sea de una forma lúdica. Incidimos mucho en las habilidades sociales, como los hábitos alimenticios o la higiene, por ejemplo», explica Belén Cardona, directora de estas escuelas de verano. María José Real

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