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adie puede resistirse a disfrutar de los domingos veraniegos. A pesar de que algunos deben trabajar, en algunos establecimientos el ritmo baja durante el fin de semana y la jornada no resulta tan estresante, tal y como confirma José Antonio Marí. Él trabaja en una farmacia de Vila y asegura que «los domingos suelen ser tranquilos».

Su negocio no se encuentra en una zona especialmente turística y es por ello que no nota mucha diferencia entre los meses de verano y los de invierno en lo que al número de clientes se refiere. «Obviamente se trabaja más pero la diferencia se nota mucho más en zonas donde residen más turistas», según Marí.

Los turistas que llegan a su farmacia hacen que los que allí trabajan tengan que rescatar «las palabras de francés y alemán que aprendimos en el instituto». Este simpático farmacéutico se ríe al recordar las cosas curiosas que le pide la gente, sobre todo durante los meses de verano. «Las farmacias en el extranjero no son iguales que las de aquí pero mucha gente no lo sabe y vienen aquí a comprar pilas y cámaras de fotos», recuerda. El estrés hace mella también en las farmacias y aunque su trabajo requiere ser meticuloso la gente que va a su farmacia lo hace con prisa y espera ser atendido como si estuviera en un supermercado.

Pero no todo es exceso de trabajo durante los domingos. Aprovechando la jornada de descanso en muchos comercios, los turistas aprovechan para pasear por las calles de Vila y, así, conocer mejor el casco histórico de la ciudad. Eso fue lo que hicieron Lindsay y Rebecca, dos amigas de Doncaster (Inglaterra) que han estado de viaje en Eivissa por octava vez. Se han alojado en Platja d'en Bossa y han tenido la oportunidad de relajarse mucho durante sus vacaciones. «En ocasiones anteriores habíamos estado en Sant Antoni pero después de este viaje preferimos la zona de Platja d'en Bossa. Es mucho más alegre y animada», aseguraron ambas. L. Tur