Tres de los actores interpretan uno de los momentos duros de la obra: un conflicto entre los dos bandos.

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intonía de una copla es una obra que, según Samuel y Silvina, directores de Teatralia, «no dejará a nadie indiferente». Ellos y sus 22 jovencísimos actores están ensayando desde octubre del año pasado, por lo que la obra está a punto de caramelo. La representación, en el Teatro Can Ventosa los días 18, 19 y 20 de septiembre promete emocionar, hacer reír, enfadarse y, sobre todo, implicarse. Samuel comenta sus impresiones sobre la pieza.

-¿Cómo surgió la idea de crear esta obra?

-Bueno, no fue algo premeditado. Queríamos hacer algo de la posguerra y surgió a raíz de historias que conoces y cosas que oyes... Yo, por ejemplo, me he basado mucho en historias que me contaba mi abuela.

-¿Sobre qué trata Sintonía de una copla?

-La historia se desarrolla en el sótano de una radio en tiempos de posguerra. Podremos ver las dos caras de la historia: los vencedores y los vencidos, pero también las emociones, la represión, la censura... Cada personaje representa a alguien importante de aquella época. Además, muchos personajes están basados en gente real.

-¿Qué aspectos destacáis?

-En esta obra lo más importante es la interpretación de los chicos y el clima de claustrofobia del sótano. Sintonía de una copla es sobre todo una obra para lucirse. Otro aspecto muy importante es que tenemos piano y voz en directo, lo que le da mucha fuerza.

-¿Cómo lleváis los ensayos?

-La obra está casi acabada. Faltan algunos retoques de última hora: personajes extras, escenas puntuales y ensayos en el escenario. ¡Es que los chicos son muy perfeccionistas!

-¿A qué público se dirige la representación?

-Está claro que no es una obra para niños, ya que es una historia seria y dura basada en hecho reales. Pero no descartamos a nadie: desde adolescentes que hayan estudiado la posguerra hasta mayores que se puedan sentir identificados con el tema.

-¿Qué evolución habéis visto en estos chicos tan jóvenes?

-(Se ríe). Al principio había desde quién no sabía vocalizar hasta quién se tapaba la cara porque tenía vergüenza. Ha sido una evolución constante, pero sobre todo lo hemos visto a nivel de grupo. Son un grupo muy unido; se cuidan mucho entre ellos.

-¿Por qué le diríais a la gente que tiene que venir a ver la obra?

-Porqué es una obra que hará pensar, sentir y emocionarse. También por los chicos, que llevan ensayando meses y meses y porque hay que ir al teatro como se va a la playa. Creo que sobre todo es importante que los chicos vean un resultado en su trabajo. Lo más bonito es cuando alguien empieza aquí, en un teatro de barrio, y luego decide estudiar arte dramático en Madrid o Barcelona.

-¿Qué conclusiones sacáis de tantos meses ensayando?

-Lo más importante es el proceso, más que el resultado en sí. Es casi un año con 22 chavales dejándose la piel. Además, todos ellos estudian y trabajan aparte, lo que demuestra su gran responsabilidad.

Marina Bonet