C. ROIG/E. P.

El presidente de concesionarios de playas de Eivissa, César Jerez, denunció ayer que en los últimos años una misma familia se ha hecho con la mayoría de hamacas del municipio de Sant Josep a través de tres sociedades, con las que ha pagado «cantidades enormes de dinero» para hacerse con las concesiones y echar a «los empresarios de toda la vida».

Según Jerez, esta familia lleva ya tres años presentándose a las subastas y en años anteriores incluso el Ayuntamiento de Sant Josep «les perdonó» el pago de la cantidad inicial adjudicándoles el lote sin concurso y por una cantidad inferior. «Es una mafia», lamentó el presidente de concesionarios de playas de la Pimeef, que indicó que esta familia utiliza tres sociedades para presentar diferentes ofertas económicas en diferentes sobres a una misma playa y hacerse con las concesiones. «Es un escándalo», agregó Jerez, que como presidente del colectivo asegura que no puede tolerar esta situación. «Tienen casi todos los servicios de playas de Sant Josep e incluso han llegado ahora hasta Benirràs», añadió.

Esto ha obligado al Ayuntamiento a imponer un precio de la hamaca más alto por lo elevado de las ofertas, que ahora se sitúa en los seis euros, cuando en el resto de la isla es de cuatro euros. Y eso, sin ofrecer un servicio adicional. «En ses Salines o en Cala Jondal ofrecen una colchoneta y es un servicio bonito y agradable, pero ellos sólo dan una hamaca roñosa y encima van con muy mala leche y la gente, harta, se va de la playa», especificó el presidente de esta asociación de la Pimeef, que indicó que el precio impuesto por Sant Josep es «una estafa» y «no debería estar permitido». Por ello la contratación de una celadora para que vigile las concesiones «no tiene sentido cuando el Consistorio es el responsable de la aplicación de estos precios abusivos».

Algunas de las playas donde se han implantado estos concesionarios son Platja d'en Bossa o Cala Bassa. En esta última se han quedado con las hamacas que siempre había tenido el dueño de tres restaurantes, que además ofrecía servicio de lavabo para toda la playa. «Ahora han cerrado los baños y hay que ir a los matorrales».

Respecto a los derechos de los usuarios a poner sus propias toallas y sombrillas Jerez recordó «que un concesionario nunca les puede echar» aunque son los ayuntamientos quienes alquilan una porción «delimitada en plano» a los empresarios. «Hay un vacío jurídico al considerarse la zona de Costas un espacio público que sin embargo se arrienda».

Jerez explicó que la única forma de rentabilizar estos lotes de hamacas por los que se ha pagado tanto es cobrar luego un precio elevado. «Las altas ofertas obligaron al Ayuntamiento a hacer un informe económico alto y a poner el precio de la hamaca a seis euros», explicó el presidente de los hamaqueros, que acusó a esta familia de «pagar mal» a sus trabajadores, por lo que éstos «no mantienen la playa en condiciones ni prestan el servicio que merecen los usuarios». Esto provoca que el cliente «se vaya amargado» y ya no vaya a ninguna playa porque «piensa que todos somos iguales.».