- Su profesión le ha permitido codearse con un gran número de personalidades, ¿Se ha quedado con ganas de conocer a alguien en concreto?

- Me hubiese encantado conocer al genial artista Miguel Àngel y también al divertido director de cine Fellini. En la actualidad, me interesaría encontrarme con un gran cerebro, Bill Gates.

- ¿Qué echa de menos de la Eivissa que conoció en el 68? ¿Cómo ha cambiado la isla desde entonces?

- Recuerdo unas playas sin música, basura, ni aglomeraciones. No había delincuencia y las discotecas eran jardines abiertos sin bloques de apartamentos. Los horarios no eran descabellados y la música era mejor. También se aparcaba sin problema y la arquitectura rural ibicenca era una maravilla, no había construcciones tan feas y de mala calidad.

- ¿Qué opina sobre la polémica desatada en torno al reajuste de los horarios de los locales de ocio?

-La generación que inventamos las discotecas nos divertíamos mucho más. Llegábamos a las 12'30 y nos acostábamos a las 4'30. Mucha gente llega a esa hora a las discotecas. Antes no se encadenaban los días y las noches de colocón y, por ello, las tiendas no tenían que adaptar sus horarios a los de la marcha. El desmadre de la noche ibicenca no ocurre en ningún otro lugar.

- En una de sus novelas aborda el tema de la droga. ¿Cree que Eivissa será recordada siempre por ser uno de los lugares que más distribuye este tipo de sustancias?

-Costará mucho no relacionar la isla con la droga, para colmo de mediocre calidad. El problema está en que ahora empiezan a drogarse con 13 años y, en breve, la Sanidad Pública no tendrá dinero para cubrir el gasto producido por las enfermedades generadas por la droga. Es un problema mundial que en Eivissa es más obvio pues aquí la gente viene, por desgracia, a drogarse. Hay mucha hipocresía en torno a este tema pues es un gran negocio.

- Usted es un firme defensor del catalán, sin embargo reconoce que, de cara al mundo laboral, existen otros idiomas más importantes. ¿Qué puertas le ha abierto conocer esta lengua?

- Soy de la generación en la que estaba prohibido el catalán y he sido detenido por manifestarme en favor de él, pero ahora los políticos catalanes se están pasando. Es triste ver como las nuevas generaciones no saben hablar correctamente pues mezclan castellano y catalán. En mi trabajo esta lengua no me ha servido para nada. Hoy, el idioma más importante es el inglés.

- ¿En algún momento ha pensado en dejar su trabajo?

- No he fallado a un evento en 42 años, sin embargo, mi prestigio no sirve de nada en el momento de ser contratado por un nuevo cliente que no se fía hasta ver los resultados. Al final queda encantado y yo agotado. Si me retirara me dedicaría a viajar y a escribir así que, si alguien se presta, en mi página web está mi teléfono. Pero con una condición: los besos sin lengua.