No hubo sol, pero sí muchas nubes que recordaron a más de uno el chaparrón que el año pasado se presentó sin avisar el día de Sant Ciriac. Este año, sin embargo, pese a que las nubes amenazaron, no soltaron ni una sola gota de agua, lo que no se echó en falta debido a que a cada rato, el ambiente regalaba a los turistas e ibicencos una brisa de aire fresco que todos agradecieron en su idioma. Bajo este clima, las campanas de la Catedral llamaron a misa durante más de diez minutos, anunciando que ayer 8 de agosto, se cumplían 773 años de la reconquista catalana dirigida por el arzobispo de Tarragona, Guillem de Montgrí. Pese a que el día no era caluroso en la Plaza de la Catedral, dentro del templo la temperatura ascendía tres o cuatro grados. Y no era para menos porque la misa oficiada por el obispo de la diócesis de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura, fue presenciada por más de 550 feligreses. No faltaron las personalidades políticas entre los que destacaron el presidente del Consell, Xico Tarrés, la consellera balear, María Àngeles Leciñena, los consellers Patricia Abascal, Pere Palau y Carolina Torres (entre otros) y los alcaldes de todos los municipios a excepción del de Sant Antoni, Josep Sala. De este municipio, sólo acudió la oposición, Laura Carrascosa. La misa duró alrededor de una hora y veinte minutos, una vez que salieron todas las personas de la Catedral, la procesión se puso en marcha y no se perdió el tiempo. A un ritmo más que ligero, los feligreses llegaron al número 10 de la calle Santa María, es decir, a la capilla de Sant Ciriac que, como es habitual siempre el 8 de agosto, estaba abierta para recordar que fue por esta puerta por donde entraron las tropas de Jaume I para conquistar Eivissa. El camino continuó con la brisa que en algunos momentos ya eran ráfagas de viento hasta la Plaza Espanya. Una vez aquí los grupos folklóricos bailaron ante centenares de turistas y residentes 'sa curta', 'sa filera' y 'sa llarga'. Acto seguido, se celebró el tradicional discurso que ofició el presidente del Consell, Xico Tarrés, y por último se ofreció la corona de laurel al arzobispo, mientras de fondo sonaba 'Aquatic' de Haendel con los instrumentos perfectos de la Banda Ciutat de Eivissa. El broche de oro lo puso el coro del Conservatorio que cantó 'Eivissa illeta Daurada'. Esta canción arrancó los aplausos de todos los presentes, uno de los más emotivos y sinceros que se escucharon en toda la mañana.

Bàrbara Munar