Los pilotos del Xtreme Motor Show demuestran su total control de la situación.

Cientos de personas se concentraban en las gradas del recinto donde los Xtreme Motors actuaban. Cuatro coches hacían rugir sus motores mientras Junior, uno de los pilotos, daba unas vueltas de calentamiento con su moto dentro de una pequeña cúpula circular de hierro cerrada. El público no podía hacer más que asombrarse ante este efecto anti-gravedad.

Se cierran las puertas. Empieza el espectáculo: los coches comienzan con un check-in sobre la pista. Adelantamientos, derrapes, saltos sobre la rampa... Patrick e Iván, los conductores de los coches, dejan con la boca abierta a más de uno con sus acrobacias. El público aplaude ante cada maniobra de los profesionales.

Algunos de los momentos más peligrosos son los derrapes sincronizados y el aparcamiento hacia atrás entre los otros coches. En una pista tan pequeña es complicadísimo hacer estos movimientos, como recuerda la presentadora por el micrófono.

Después de la exhibición con los coches, aparecen sobre la pista Johnnys y Kevin, expertos motoristas. En este caso, conducen un quad entre los dos. El público grita ante la vuelta a la pista sobre dos ruedas mientras uno de ellos permanece de pie sin tocar el volante. Otro susto: Johnnys hace un caballito con el quad, soportando el peso de la moto y de su compañero, que saluda al público desde la moto.

Vuelven los coches con Patrick e Iván para dar comienzo a un espectáculo más peligroso. Los coches se apoyan solamente en dos ruedas mientras se cruzan, se adelantan, saltan sobre la rampa... Uno de los momentos más aplaudidos es cuando uno de los chicos, con el coche sobre dos ruedas, sale por la ventana de un coche y se mete en el otro. Todo, con los coches en marcha y a una velocidad considerable.

Llega el momento de que el público intervenga. Dos valientes chicas salen a la pista para que los conductores les rocen con sus vehículos mientras ellas permanecen quietas. A pesar de que Patrick e Iván lo tienen calculado al milímetro, el público no puede evitar un pequeño susto.

Así, durante dos horas de espectáculo: coches, motos, camiones y, sobre todo, velocidad y precisión. Sin duda, un espectáculo imprescindible para los amantes del motor, la velocidad y las acrobacias. Marina Bonet

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Lo tiene todo para ser una noche increíble. Un recinto que recuerda a un circo, música, presentadora, palomitas y motores. Potentes motores ante todo, capaces de levantar una nube de polvo que no deja ver nada durante unos segundos. Pero Xtreme Motor Show se trata de una exhibición que va mucho más allá del espectáculo de motores en sí. Junto a ellos, el recinto decorado con los colores de competición y una speaker animando este espectáculo en todo momento hacen que el público no se aburra ni un segundo. A pesar de esta ilusión de circo, Xtreme Motor Show está muy lejos de albergar a payasos o tigres; solo pilotos de alta competición con nervios de acero y vista de lince. Dividido en dos partes para dejar respirar unos momentos a los asistentes, Xtreme Motor Show dedica una primera parte a las acrobacias de los coches y a las motos, mientras que en la segunda parte entran en juego los pesos pesados de una noche de lo más americana: camiones de más de diez toneladas haciendo caballitos y rozándose a una velocidad de vértigo para una pista de tan pocas dimensiones.