Profesión: Dependientes.
Lo mejor: La flexibilidad y los horarios.
Lo peor: Cuando no hay gente.
Un día de trabajo en la tienda de calzado donde trabajan no es estresante: «Hay buen rollo, el horario está bastante bien y tenemos días libres. Un trabajo en la hostelería debe ser mucho peor». Alfonso abre por la mañana y pone la tienda a punto. Marina llega por la tarde y ya se queda hasta el cierre.
No les importa trabajar un día de fiesta, como fue ayer: «Es lo que toca. Pero si te lo planteas no es nada duro. Eso si, puede entrar algún cliente que viene de fiesta».
Dicen que se conoce mucha gente porque su trabajo lo obliga: «Tenemos que entrarle a la gente y quieras o no, conoces gente».
Lo mejor de ser dependiente creen que es la flexibilidad: «Es un trabajo muy llevadero». Lo peor, cuando no hay clientes: «Si no entra nadie, las horas pasan muy lentas».
Como anécdota curiosa, Alfonso cuenta una historia con un cliente: «Vino un hombre y se compró unos zapatos, pero al día siguiente volvió diciendo que los quería cambiar porque no le gustaban. Cuando abrió la caja estaban hechos polvo; resultó que el hombre había ido de fiesta con ellos y luego ya no los quería».
Sobre Eivissa en verano, dicen que «la relación calidad-precio es un poco engañosa. Recomendaría la isla para conocerla en sí, porque es una maravilla». Marina Bonet
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