El Consell tiene previsto construir siete puntos verdes en la isla que costarán dos millones de euros y que servirán para recoger residuos domésticos como fluorescentes, baterías, electrodomésticos o restos de poda. El conseller de Mobilitat, Albert Prats, indicó que estas instalaciones se pueden situar perfectamente al lado de viviendas porque no generan malos olores. Prats se refería así a las críticas del PP de Sant Josep que lamentaron que uno de estos puntos verdes se sitúe en Can Guerxo (Sant Jordi), justo al lado de colegios y viviendas.
El conseller explicó que estas instalaciones son limpias y en ningún caso son «nidos de ratas» como dice el PP. Sobre la preocupación de los populares respecto a la catalogación de residuos «peligrosos», Prats indicó que el único riesgo que tienen fluorescentes, baterías y tóners es el que se eliminen «incorrectamente», pero no son peligrosos de por sí. «Son materiales omnipresentes en nuestro entorno y están en las escuelas, por ejemplo», remarcó. «Sí que son peligrosos si se abandonan al lado de un contenedor en la calle o se tiran en el bosque», explicó el conseller, que indicó que con los puntos verdes se intenta combatir esta situación.
Sant Antoni ya ha cedido dos solares, uno donde existe el punto verde municipal, que se ampliará, y otro en Can Llaudis; Santa Eulària proporcionará un terreno en Ca na Palava y otro al lado de la depuradora; Sant Josep en Can Guerxo y en Cala de Bou y Vila cerca de la gasolinera de la rotonda de Pachá. Sant Joan es el único que no ha cedido porque «no encontró solar». Las obras son rápidas y pueden durar alrededor de cuatro meses, aunque en algún caso podría necesitarse de informe de Medi Ambient, lo que alargaría la tramitación.
Estos puntos verdes, que contarán con un vigilante que supervise a donde va a parar cada residuo, estarán formados por una oficina de recepción, un área de contenedores de gran volumen, por una cubierta, un almacén cerrado de residuos peligrosos y un sistema de contención y recogida de vertidos. Se recogerán residuos como fluorescentes, neumáticos, baterías, disolventes, pinturas, pilas, tóners, residuos de aparatos eléctricos y electrónicos y aceites minerales, además de restos de poda, material textil o maderas. Por deshacerse de algunos residuos habrá que pagar y por eso habrá báscula para pesarlos. Al recinto se podrá entrar con el vehículo para parar justo delante del contenedor deseado.
El Consell quiere crear una red de puntos verdes con una gestión compartida con los ayuntamientos y coordinada por la máxima institución insular para que los ciudadanos puedan utilizar cualquiera de estas instalaciones indistintamente del municipio al que pertenezcan. «Esto sería un primer paso para conseguir una gestión insular de los residuos, que es lo que proponemos por motivos de eficiencia», indicó Prats, que aseguró que este órgano podría ser el embrión de ese futuro consorcio de gestión insular de basuras. «Si tenemos una estructura mínima luego podremos ir ampliando poco a poco», expresó el conseller.
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