Hace ya muchos años que nació el Mini. Un coche pequeño, original y muy personal que cautivó al público en los años cincuenta en Gran Bretaña, por lo que se ha llegado a considerar uno de los coches más carismáticos de todos los tiempos. El Mini surgió como un coche acorde con las necesidades de la época, un tiempo marcado por la crisis económica y social de la Segunda Gurera Mundial.

Después de muchas pruebas y presentaciones, en 1959 un ingeniero llamado John Cooper introdujo al Mini un motor deportivo de doble carburación, dando pie al onocido hoy en día como Mini Cooper.

Mucho ha evolucionado este pequeñísimo coche desde entonces. Hemos pasado de un coche sencillo para cubrir una necesidad a un coche de lo más estiloso para lucirlo por la carretera.

Y es que un coche hoy en día no es más que otro complemento que acompaña nuestra indumentaria y aspecto. Un Golf para más los deportivos; un Audi para los más elegantes y un Mini para los más... ¿cool? ¿coquetos? Lo que no se puede negar es que se trata de un coche que ha logrado diferenciarse de los demás por su originalidad y forma.

Además, es uno de los coches que más gama de colores se ven: amarillos, azul cielo, negros, verdes o combinados de colores. El más solicitado, el Mini rojo. Le preguntamos al dueño de uno de estos coches de color rojo el motivo de esta elección: «El rojo es el color original del Mini. Simboliza al coche».

Una chica de al lado suya dice: «Creo que si te compras un Mini no te lo tienes que comprar tan típico como de color gris o blanco, porque el Mini no es un coche típico».

Como sabemos, lo antiguo siempre vuelve para ponerse en la cabeza de las listas de moda. Sin duda, el Mini Cooper ha logrado ser una pieza imprescindible para los amantes de la moda más retro.

Marina Bonet