El Parc Natural de ses Salines, por lo que a Formentera respecta, tiene dos enclaves estratégicos la zonas de las playas de Illetes y Llevant al Este, y la finca pública de Can Marroig al Oeste. Y está claro que en verano son las playas las que más visitantes atraen, mayor presión soportan, pero pese a esa circunstancia parece un tanto singular que ambas zonas tengan, por parte de las autoridades y administraciones competentes, que no son pocas, un trato tan distinto.

Mientras en Illetes, y desde hace varios años se están tomando serias medidas para restringir el tránsito de vehículos privados dentro del Parc Natural, la implantación de acceso previo pago con carácter disuasorio y la utilización de autobuses eléctrico no contaminantes dentro del Parc Natural para ir desde el Molí de Sal hasta Llevant o Illetes, es sumamente positiva y cuenta con el cada vez mayor apoyo de los formenterenses y la comprensión de los visitantes que entienden que lugares comoe stos deben ser preservados a toda costa.

Lo que no parece tan normal es que a poniente del Parc Natural, en la finca de Can Marroig que compró el Govern de les Illes Balears en 1998 e inauguró el entonces presidente Jaume Matas poco antes de las elecciones municipales del 1999, las medidas de mantenimiento y limpieza no sean las mismas. Hay algunos ejemplos demasiado claros, y la prueba es que en el 99 en las inmediaciones de la casona que da nombre a la finca, se instaló un circuito para que los visitantes pudieran realizar ejercicios físicos; se trataba de elementos de madera que venían a componer algo así como lo que se conoce como pista americana aunque más suave. Pues los elementos fueron retirados hace años y siguen amontonados en las inmediaciones de Can Marroig. Hace unos meses y con motivo de la celebración del Posidonea Festival se cambiaron de sitio para que no dieran mala imagen, pero lo cierto es que siguen ahí sin nadie haya dado explicaciones de cuál será su destino final.

Estacas caídas

Muchas de las estacas que limitan las zonas a las que se puede acceder o no, están caídas, algunas cuerdas rotas o simplemente desaparecieron y lo peor es que las papeleras existentes no dan abasto o simplemente no se hace una recogida de las bolsas de basuraq con la frecuencia que sería necesaria. No hay que olvidar que Can Marroig como finca pública es un lugar al que los formenterenses acuden muchos fines de semana, o en vacaciones, a hacer sus torradas, hay barbacoas habilitadas para ello, y esas concentraciones generan mucha basura, muchos desperdicios que aunque se depositen de forma adecuada, si no son retirados, se acumulan.

Poco mantenimiento

Claro que en el parking de ses Bassetes, a muy poca distancia del Racó de s'Oli, donde hay una magnífica pasarela que lleva prácticamente hasta el agua, y con pocas papeleras, éstas acostumbran a estar colapsadas porque los barcos fondeados en las boyas ecológicas, a menos de cien metros de la orilla, bajan en sus embarcaciones auxiliares las basuras hasta tierra. Y los puntos para aparcar bicicletas son inutilizables porque los hierbajos crecen de forma que los usuarios prefieren no arriesgarse a poner las ruedas por si hubiera pinchos.