os pescadores de Formentera, como los de todo el mundo, miran cada día a las nubes y al mar antes de salir a faenar y no dejan de encomendarse a su santa patrona, la Virgen del Carmen, para que les proteja de las adversidades. Ayer, como cada año, en la Savina los pescadores se reunieron para honrar a su patrona y pedirle que siga siendo benévola y protectora. Los actos comenzaron con una chocolatada y un espectáculo de animación para los más pequeños a cargo del grupo Faramantina en el parque infantil de la Savina. Mientras en la Casa del Mar de Formentera se rindió el habitual homenaje a la patrona de los marineros que comenzó con la inauguración de la exposición dedicada al mundo de la pesca. En ella había maquetas de barcos, fotografías antiguas, artes en desuso u objetos rescatados del agua con siglos de antigüedad como algunas cabezas de ánforas. Bitácoras, enseres propios que no conocen muchos de los pescadores actuales y reproducciones de embarcaciones que marcaron la vida en la isla se agrupan en una exposición que permanecerá abierta hasta el día 20.

A continuación tuvieron lugar los actos clásicos de esta celebración, la misa en la Casa del Mar, con una pequeña llovizna amenazante que despareció justo a tiempo para que pudiera desarrollarse la procesión de la imagen de la Virgen del Carmen desde la Casa del Mar y por todo el Paseo Maríitmo hasta el muelle de pescadores; un largo recorrido a través de la Savina con la virgen portada en andas por miembros de la Cofradía de Pescadores y con el presidente del Consell de Formentera, Jaume Ferrer, en primera fila y un numeroso grupo de formenterenses y visitantes, aunque en esta ocasión sin tanta afluencia como en otros años debido a la meteorología. Con la imagen en cubierta del arrastrero Punta Gavina, se inició la auténtica procesión, la que discurre sobre el agua con una nutrida escolta de embarcaciones que hicieron el habitual recorrido en dirección a s'Espalmador, aunque sin llegar hasta ahí, para posteriormente regresar a puerto, mientras las embarcaciones surtas en el puerto hacían sonar sus sirenas.

A partir de entonces debía comenzar otra fiesta, en primer lugar con el tradicional ball pagés, y posteriormente estaban previstas, si el tiempo lo permitía, las actuaciones de Gospel Five con un repaso a los grandes clásicos de este tipo de música que mezcla diversas influencias, y de The Pepper Pot, grupo catalán especializado en ofrecer versiones de la música de los 60 y los 70 con lo que el ritmo y la marcha estaba garantizada hasta avanzadas horas de la madrugada en una noche en la que la Savina se convirtió en el centro de Formentera.

Guillermo Romaní