El representante de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) de Eivissa, Ramón Arnau, aseguró ayer que en Eivissa ya se pueden ver grandes edificios en construcción totalmente parados porque muchos promotores están teniendo falta de liquidez para continuar las obras. «Los trabajos se han quedado estancados», explicó Arnau, que auguró problemas en el futuro, porque algunos de los pisos están ya vendidos y su entrega se demorará. «En vez de dos años de construcción quizás sean cuatro y es ahí donde puede haber problemas», expresó este experto, que indicó que la dificultad radica en que los promotores no cuentan con el dinero necesario para acabar estos edificios porque se vende menos y porque tienen que soportar unas hipotecas más caras debido al aumento del euríbor.

De hecho, Arnau confirmó que no se vende «prácticamente nada» porque los bancos no conceden préstamos hipotecarios. «Aún hay gente interesada en comprar, parejas que tienen un alquiler alto y dos sueldos, pero cuando van al banco les dicen que no», explicó este agente de la propiedad, que cree que el principal problema radica en los bancos y no en la falta de voluntad de compra, aunque reconoce que además ha bajado mucho la demanda. El mercado de venta de segundas residencias y de alquileres a turistas está también muy parado. «No hay movimiento».

Arnau atribuyó esta desaceleración a un ciclo y comparó lo que está pasando ahora con la crisis de los 90. Pese a ello, indicó que los propietarios «se resisten» a bajar precios. «Quizás hayan bajado un 10 o un 12 por ciento, pero los precios son demasiado altos», aseguró este experto, que cree que se notará un descenso de después de la temporada turística. «Hay solares en venta que nadie compra y que muchos ahora venderían por el precio que les costó e incluso perdiendo algo», explicó Arnau, que indicó que la Administración tiene que actuar para abaratar suelo, ya que éste supone el 30% del coste de una obra.

El cierre de negocios inmobiliarios es ya un hecho en Eivissa. Según explicó Arnau, sólo se están manteniendo los APIS «de toda la vida» y toda la oferta que surgió con el boom de la construcción está cerrando puertas, pese a que en Eivissa este proceso está yendo más lentamente que en la península. «En su día estuvo de moda y de la noche a la mañana salieron como hongos», opinó Arnau, que reconoció que la bonanza en este sector ha durado muchos años.