El Govern balear prevé que 16.000 embarcaciones empleen esta temporada las boyas ecológicas que están instaladas en diferentes zonas marinas de las islas para evitar el fondeo con ancla y preservar la posidonia oceánica, una cifra que superaría en un 25 por ciento a la del verano pasado.

Así lo explicó el director general del Mar de la Conselleria de Medio Ambiente, Bartomeu Calafell, quien se ha mostrado confiado en que este año se rebase la cifra del pasado año, cuando 13.000 embarcaciones utilizaron las boyas ecológicas.

El aumento en el uso de estos amarres se justificaría en el hecho de que los navegantes cuentan este año con 60 puntos de fondeo más que el verano pasado, con un total de 394.

Estos amarres consisten en boyas ubicadas sobre las aguas de las praderas de esta planta marina protegida, endémica del Mediterráneo, para que las embarcaciones puedan utilizarlas como sujeción y eviten fondear con sus anclas dañando este fondo marino. Nueve campos de fondeo de boyas estarán operativos hasta el 30 de septiembre, una medida que, en su opinión, es suficiente para evitar que la gran cantidad de embarcaciones de recreo que se concentran en el archipiélago, especialmente durante la temporada estival, haga peligrar los fondos marinos.

La declaración de algunos espacios como reservas marinas ha favorecido la conservación de varias zonas de la costa balear, ya que el «mar es muy agradecido», y las aguas del archipiélago se encuentran entre las mejores del Mediterráneo.

Calafell consideró que no es conveniente restringir, «prohibir ni sancionar» el tráfico marítimo para preservar los fondos marinos, sino «avanzar en la línea de las recomendaciones» para que los navegantes respeten las áreas balizadas y «se decanten por los fondos de arena frente a los de alga».

De opinión contraria es el director de Investigación y Proyectos de Oceana Europa, Ricardo Aguilar, quien ha pedido que se pongan «cortapisas» al negocio de la náutica y que se establezca un mayor control y «más límites» en la regulación, con el fin de evitar el fondeo «libre y caótico» que, ha dicho, prima en zonas como la reserva natural de ses Salines.