De izq. a dcha. Elena, Ana, Mario, Pilar y Anne; todos ellos miembros del centro budista de Eivissa. Foto: GERMÁN G. LAMA

añana a partir de mediodía el parque de la Paz se convertirá en un remanso de silencio para apoyar a la resistencia tibetana que lucha contra la ocupación del Tíbet. Ana Masó, Mario Stangil, Elena Langa, Anne Lacombe, Pilar Martín forman parte del centro budista de Eivissa, que abrió sus puertas en noviembre de 2003. «El motivo de la concentración pacífica de mañana es apoyar al pueblo tibetano en su lucha contra la ocupación china que sufren desde 1959», explica Ana Masó. «Lo que defendemos es apoyar a los ciudadanos de ese territorio para que tengan libertad y autonomía en su pedacito de tierra», puntualiza Mario. Según explican profesan y defienden las teorías del Dalai Lama: «Lo que pide es que los chinos se vayan de su país porque están acabando con la cultura popular y las costumbres propias del país, que dejen a los tibetanos en paz para que puedan seguir con sus tradiciones y cultura», añade Anne. Según explican esta destrucción de la cultura tibetana por los gobernantes chinos se produce a partir de edades muy tempranas: «Los niños en sus casas hablan en lengua tibetana, pero en las escuelas sólo aprenden chino. De esta manera, cuando pasen dos o tres generaciones, la lengua del país habrá desaparecido. China quiere disolver la cultura tibetana; convertir a sus habitantes a la cultura china», destaca Anne.

Esta representación del centro budista de Eivissa no ha preparado ningún tipo de manifiesto ni lectura para la concentración de mañana. Según explican, el objetivo es que la gente simpatizante la causa pro Tíbet acuda a la cita pacífica para mostrar su apoyo: «Es un acto de paz, de silencio en el que seguramente cantaremos unos mantras [oración corta budista que se repite varias veces] fáciles para que todos los asistentes los puedan seguir sin ningún tipo de dificultad». Este acto reivindicativo y pacífico está abierto a cualquier tipo de persona que quiera sumar su apoyo: «Es importante que se realicen actos de este tipo porque es un pueblo que está sufriendo la ocupación de un país exterior desde hace 50 años y durante todos estos años nadie ha hecho nada», afirma Elena. Conscientes de que el cambio de la situación actual es muy complicado, los integrantes de este centro budista mantienen la esperanza: «Todos deberíamos tener una mayor comprensión hacia los demás en lugar de mirar tanto por nosotros mismos. Deberíamos intentar ponernos en la piel del prójimo, pero es difícil porque nos han educado siempre en las creencias contrarias. Tenemos que dejar esas costumbres, por eso es tan importante que el budismo se extienda en lugar de extinguirse».

María José Real

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