Tres vuelos con destino a Palma (el primero de ellos con salida a las 6.30 horas) tuvieron que ser cancelados por la niebla, mientras que otros dos procedentes de Palma sufrieron idénticas consecuencias. Los pasajeros de esos vuelos, sin embargo, pudieron finalmente volar hacia su destino, aunque con retrasos considerables, una vez que la niebla permitió la visibilidad en el aeropuerto ibicenco.
Una brecha en la niebla permitió aterrizar a las 12.50 horas el vuelo procedente de Barcelona que tenía prevista su llegada a las 11.50, mientras que el vuelo de Valencia que tenía que tomar tierra en Eivissa a las 13.30 horas no pudo hacerlo hasta las 15.25, cuando la niebla ya empezaba a disiparse, según señalaron fuentes de AENA.
Demoras de 38 minutos
En el aeropuerto palmesano de Son Sant Joan, afectado por la espesa bruma desde las 6 de la madrugada, se tuvieron que cancelar dieciséis vuelos, la gran mayoría operaciones interinsulares programadas por la compañía Air Nostrum, y sufrieron retraso 64.
En el aeropuerto mallorquín, de las 47 salidas programadas durante el periodo de niebla y en las horas inmediatamente posteriores, 44 sufrieron retrasos, con un promedio de demora de 38 minutos.
Entre las 27 llegadas previstas, 20 aterrizaron con retrasos, y registraron una demora media de 34 minutos.
Al margen de las consecuencias para el transporte público, la niebla originó escenas poco habituales en el paisaje isleño, como la desaparición de la clásica estampa de Dalt Vila que corona la ciudad de Eivissa o la nebulosa imagen que lucía el pueblo de Sant Ferran, en Formentera.
Ayer se cumplieron 36 años de la mayor catástrofe aérea que ha tenido lugar en Eivissa, con un balance de 104 fallecidos y ningún superviviente.
Los hechos tuvieron lugar a las 12,10 de la mañana del 7 de enero de 1972, cuando un avión de la compañía Iberia se estrelló contra ses Roques Altes, al suroeste de la isla, en medio de una densa niebla como la que ayer cubría la zona. Fue el mayor desastre del país en aquel momento y aún continúa siéndolo en el ámbito balear.
Los hechos se produjeron cuando un avión 'Caravelle', que cubría la línea regular Madrid-Eivisa,vía Valencia, colisionó contra un pico de escasa altura ubicado en sa Talaia de Sant Josep, a 265 metros de altitud y a tan sólo 8 Kilómetros del aeropuerto de Eivissa.
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