Una de las carrilanas participantes, Os Argentos, que resultó ganadora en su categoría. g Foto:IRENE G. RUIZ
Algunos prefirieron motocicletas totalmente equipadas. Otros optaron por las mini bicicletas y otros tantos se decantaron por la fabricación de su propio medio de transporte para participar en la III Edición de la Carrera de Campeones, más conocida como descenso de carrilanas. La cita tuvo lugar ayer en la carretera de cala Salada. Con unos diseños más innovadores y otros más clásicos, los 50 participantes ultimaron hasta el más mínimo detalle para que todo estuviera perfecto. Tanto que la salida se efectuó tres cuartos de hora después del mediodía. Pero no importó porque las ganas de pasarlo bien compitiendo eran más importantes que cualquier detalle horario. En la edición de este año participaron personas de lugares muy diversos, como Francia, Galicia o País Vasco. Armando Sixto es uno de los gallegos que se desplazó hasta la isla hace unos días para participar en esta peculiar carrera: «Este año se cumple mi décimo aniversario formando parte de este tipo de competición y he decidido que la carrera sea aquí, en Eivissa». Sixto vino hace tres años y en esta ocasión fue el encargado de abrir la competición: «No estoy nada nervioso porque ya son muchos años». Para este verano corredor de carrilanas, Eivissa es un lugar muy bello: «La gente es muy amable; se portan muy bien conmigo y me lo estoy pasando muy bien». Sixto compitió ayer con una motocicleta muy bien equipada: «Tiene pito, dos ruedas; detrás tiene un muñequito de Sin Chan y al lado una bodeguita con orujo gallego; esa es mi gasolina». Este hombre es el creador del carro de las vacas, una obra que suscitó más de una sonrisa: «Para hacer este carro de vacas han sido necesarios tres años de duro trabajo; es una auténtica obra de arte».
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