Envueltas en sedas y vestidos de gala, con ceñidos corpiños cubiertos de purpurina observan desde las alturas que les ofrecen sus tacones y plataformas, algunas de ellas de más de 40 centímetros, el ir y venir de viandantes por las transitadas calles de la Marina. Atraen a los turistas, los divierten y se dejan fotografiar. Un souvenir original y preciado del que se dan buena cuenta los empresarios que las contratan. No obstante, desde que comenzara el fenómeno drag queen, han sido muchas las evoluciones que han tenido que sufrir estos personajes. Ellas, mejor que nadie, han sabido reinventarse adaptándose a las modas del momento y cuidando un estilismo que no descuida ni el más mínimo detalle en su puesta en escena diaria. Un trabajo en el que el color, la insinuación y la magia de la noche dan vida al espectáculo. ¡Qué comience la función!
Zoe es de padres andaluces, aunque nacido en Francia, llamado Javi para los amigos, es una de esas elegantes damiselas del transformismo que cada noche trabaja en el bar de El Divino como el mejor reclamo para atraer clientes. Pese a estudiar marketing, comercio y música su trayectoria acabó encaminándose hacia el escenario para transformarse en drag. Desde entonces cuenta experiencias en Alemania, Austria, Inglaterra y Rusia. Actualmente es jefe de animación de dos salas de Barcelona y pasa la temporada estival en Eivissa. «Con este trabajo me puedo permitir trabajar poco y cobrar muy bien, lo que me deja tiempo para diseñar vestuarios y seguir preparando 'books' para televisión, fotografía o pasarela», comentó Zoe acerca de los 110 euros que recibe por cuatro horas de trabajo. No obstante, parte de este salario debe invertirlo en sus estilismos. «La gente te contrata por tu caché y tienes que tener vestuarios muy cuidados y tocados originales. Yo diseño el vestuario, pero luego hacerlo en la modista te puede costar 500 euros y unas fundas que van sobre las botas alrededor de 70 euros», puntualizó el creativo. Asimismo, el maquillaje también juega un papel fundamental en la puesta en escena. En el caso de Zoe, éste destina alrededor de 50 minutos para encontrar la mejor caracterización acorde con su vestuario. Un personaje que, según asegura, aparca totalmente durante su vida diaria.
Otro de los ejemplos es el dúo formado por Henry y John, dos colombianos que cuando cae el sol se convierten en Electra y Elíptika. Maquilladores y estilistas, son conocidos por sus apariciones en el programa, Luar, de la televisión gallega, y por ser presentadoras en certámenes de drags en Canarias. Tras recorrer otros países, vuelven a España, concretamente a Eivissa, donde son la imagen del local Ibiza Lounge. «Nosotras también bailamos y cantamos, porque las drags han dejado de ser meras figuras para ampliar el espectáculo y dar calor», aseguraron. Un ambiente en el que para ambas lo mejor es «el recibimiento de la gente» y lo malo, lo tienen claro, «los tacones», respondieron entre risas. Asimismo, otra de las drag queens de renombre que trabaja en la noche ibicenca es el tinerfeño David. Caelum, de nombre artístico. A sus espaldas cuenta con reconocimientos como el Top Noche de España del concurso de Telecinco, así como el primer puesto en la Gala de Drags de Tenerife 2003, segundo, en el certamen nacional de 2002 y actualmente diseña trajes para los carnavales de Tenerife. No obstante, se ha hecho especialmente conocida en la isla por haber sido la pregonera en el día del orgullo gay de este año, ofreciendo una imagen desenfada y simpática que, según asegura, le ha llevado también a actuar «para comuniones y bodas». Muestra de que el fenómeno drag ya no va únicamente ligado a la noche. «Ahora se estila más el glamour, la imagen cuidada, más femenina», puntualizó este drag que alberga en su armario más de 50 estilismos diferentes. Irene Luján
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