La sensación de los comerciantes de es Pujols es bastante unánime sobre la marcha de la temporada, y todo se resume en tres o cuatros aspectos: los alquileres de motos están sin existencias, los restaurantes notan el descenso en el gasto y en la presencia de visitantes, los supermercados hacen su agosto a fuerza de vender poco de bajo precio pero a muchos clientes y en en las tiendas de ropa o souvenirs el gasto ha descendido más de un treinta por ciento. Javi Verdera, de una carnicería y charcutería, coincidía en afirmar que se vendía «mucha mortadela y poco jabugo, los tiempos están cambiando con el turismo que nos llega, mucha gente por la calle pero muy poco gasto».

Es Pujols se ha convertido en una ciudad dormitorio de turistas italianos que no dejan ni un euro en la localidad. «Son muy jóvenes y vienen prácticamente sin dinero, y lo poco que compran lo hacen el último día, justo antes de irse -dice Paco Marí, de una tienda de ropa-. Antes compraban género para llevarlo durante su estancia y ahora sólo compran cuatro cosas para regalar o como recuerdo, y eso siginifca que si antes, por poner un ejemplo, la caja era de 1.000 , ahora está entre los 600 y los 700, se nota que el bolsillo no es su fuerte».

Joan Ferrer, de moto rent Andreuet, indicaba que por el momento la temporada iba bien: «La temporada baja o media no ha funcionado, pero ahora la alta es muy fuerte», añadiendo que la sensación de que hay muchas más motos sobre la carretera quizás no sea exacta o correcta. «Hay una continua renovación de clientes, que circulan de forma habitual, mientras que el incremento del número de vehículos, al menos en nuestro caso, es mínimo, un diez por ciento como máximo, pero no puedo asegurar que en otros moto rent el crecimiento de la flota de vehículos no haya sido superior, pero nosotros ahora tenemos overbooking, no aceptamos reservas y alquilamos lo que en ese momento tenemos a disposición del usuario». Pero con el último fin de semana de agosto, coincidiendo con la huida de un tipo de turismo jóven y transalpino, «todo va a cambiar, ya sobrarán motos y bicicletas».

Gastón, de moto rent Mirada se expresaba en términos similares señalando que el balance en la segunda quincena de agosto era positivo y similar al de la pasada temporada «se nota que hay más gente pero con menos dinero, reservas en agosto a tope mientras que julio fue más tranquilo y esperemos que septiembre sea como mínimo como el pasado año para equilibrar el volumen de trabajo y facturación, pero la realidad es que la temporada se está mostrando muy inestable». Además, Gastón señalaba que durante parte de junio, como en agosto no había vehículos para alquilar (de los alredecdor de 120 que tienen habitualmente como flota) mientras que a principios de julio la situación era ligeramente floja.

José Manuel Alcaraz, del restaurante Sa Punta, era más comedido a la hora de evaluar la marcha de la temporada aunque reconocía que hay más gente, más jóven y con menos dinero: «Parece a veces el West End de Sant Antoni pero a la italiana, no puedo decir que sean mejores o peores clientes, me limito a decir que son clientes y como tales hemos de respetarlos porque son los que tenemos». Sin embargo, en otros restaurantes se muestran diametralmente opuestos, unos porque dicen trabajar mucho y otros por estar prácticamente mano sobre mano; el precio del cubierto o de una cena no es decisorio ya que restaurantes de precios muy elevados no tienen quejas, mientras los que hacen comidas a la altura del poder adquisitivo del consumidor no se muestran nada satisfechos. Lo peor, según señalan algunos, es la derivación de una especie de 'mafia' italo formenterense que agrupa kioscos de playa, locales nocturnos y restaurantes dedicados únicamente a italianos que están 'dirigiendo' a la clientela de forma descarada y condicionada.

Claro que en esto de los italianos, que cada vez crispan más a los residentes de la isla, habría que reseñar el hecho, circunstancial y anecdótico, de dos jóvenes italianas que preguntaban en la oficina de información turística «¿dónde hay una playa tranquila a la que no vayan los italianos?», como prueba de que incluso algunos transalpinos empiezan a encontrar excesiva la presencia de sus compatriotas.

Leticia, de una tienda dedicada a ropa de moda formenterense, Costa, señalaba que en junio y julio se notaba un crecimiento en las ventas pero que por el contrario en temporada alta «hay mucha gente, pero gente de todo tipo, que se mueven mucho, entran, miran y no compran, y siempre diciendo que los precios son caros, pero también hay que decir que si el italiano se ha empeñado en una prenda, la comprará sin mirar el precio». Tamara, de la tienda Gurú, reconocía que la temporada no funciona como en años anteriores: «Que haya menos gasto en las tiendas de ropa es normal en agosto, porque la gente es muy joven y no tiene dinero y los grupos familiares tampoco gastan como lo hacían en años anteriores».