Las fiestas de Sant Jaume llegaron ayer a su final con la conmemoración religiosa del patrón de España, pero sobre todo, con mucha fiesta, mucha música y mucha diversión.

Las noches de verano son, en sí mismas, las más cortas del año pero, paradójicamente, son a la vez las más largas ya que no parecen acabar jamás cuando hay buena música y fiesta.

El martes por la noche los actos se iniciaron con una cantada payesa pero el meollo de la jornada, el que levantaba más expectación era la actuación de Pastora, grupo muy arraigado en Formentera ya que dos de sus integrantes Pau y Caín Riba son hijos del músico de los 60 y los 70, Pau Riba, que lleva años viviendo largas temporadas en la Mola; un hecho que lleva a sus hijos a estar perfectamente integrados en la sociedad y el entorno formenterés.

Su actuación hizo que mucha gente mayor acudiera al concierto, por aquello de que son de aquí, y la verdad es que su actuación no decepcionó a nadie por la puesta en escena y por la energía vital que desbordó el escenario en todo momento. Los músicos, por su parte, no se sintieron solos en ningún momento porque la juventud presente les acompañó y cantó todas y cada una de sus letras demostrando el conocimiento que tienen sobre la obra musical del grupo.

Por ello, Boogie Dreams, que comenzaron su concierto poco después de la medianoche quedó un tanto oscurecido con una música supuestamente tecno, pero que poco tenía de ello.

Tras la noche de música en vivo, las fiestas continuaron ayer con la celebración del día grande en honor a Sant Jaume.

Los actos se iniciaron con la misa solemne oficiada por el obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura, a la que asistieron en primera fila el nuevo presidente del Consell de Formentera, Jaume Ferrer, que celebraba su onomástica; la vicepresidenta Sònia Cardona, los consellers Bartomeu Ferrer, Bartomeu Escandell, Margalida Font, Maria del Mar Cardona y Juanma Costa entre otros, así como el diputado por Formentera en el Parlament Balear, Pep Mayans.

Música celestial
Al finalizar la misma, que contó la magnífica colaboración del coro de Formentera que cantó bellos fragmentos de música religiosa, tuvo lugar el tradicional convite a orelletes y moscatel, que sustituía a las hierbas o avi pagès más duros de digerir al mediodía y a pleno sol, que fue agradecido tanto por los formenterenses como por los turistas que paseaban a esa hora por Sant Francesc.

Por la tarde se inauguró en el Ajuntament Vell la exposición conmemorativa de los 25 años de la Obra Cultural Balear en Formentera y la fiesta continuó con el concierto de Aires Formenterencs, un clásico ineludible del panorama de fiestas en la Pitiusa Menor, así como los fuegos artificiales que se pudieron ver al filo de la medianoche. Posteriormente llegó el grupo catalán Gertrudis con su marcha rumbera para que los asistentes no descansaran ni un segundo.G.R.