Por segundo año consecutivo, la asamblea insular de Cruz Roja ha trabajado por la integración escolar infantil de niños con problemas de adaptación.

A pesar de todo, la mayoría de los niños pudo superar este nuevo curso y ayer lo celebró en una entrega de diplomas celebrada en la sede de la Cruz Roja, que contó con una degustación de comidas del mundo.

Esta vez han llegado al final de las clases, y con éxito, 66 niños, aunque en un principio se habían apuntado casi un centenar. Son pequeños inmigrantes llegados de Marruecos y Ecuador, en su mayoría, pero entre los que también hay españoles, argentinos, chilenos, colombianos y rumanos. Recibieron clases de primero a sexto de primaria con la profesora Nieves, que mantuvo durante todo el curso contacto con los maestros de sus colegios para conocer de primera mano cuáles eran las carencias los niños en clase. «Cada alumno tiene diferentes dificultades. Había, por ejemplo, una niña que no sabía ni leer ni escribir, otros recién llegados que no hablaban español, y niños que tienen problemas con el catalán», explicó. Sin embargo, también ha habido conflictos más profundos con alumnos con problemas psiquiátricos o de hiperactividad. «Y, aunque muchos padres sí se preocupan, otros desatienden totalmente a sus niños, agregó.

Por otra parte, el próximo año Cruz Roja desarrollará un nuevo proyecto titulado 'Aulas sin fronteras para mujeres', enfocado a ofrecer actividades a mujeres que no trabajan o que acaban de llegar, con el fin de enseñarles a rellenar formularios o curriculums, a enfrentar entrevistas de trabajo y a aprender sobre la instituciones públicas, entre otros aspectos enfocados a la integración. L.A.