El domingo de Pascua la gastronomía típica volverá a vestir las mesas familiares ibicencas para continuar con una dulce tradición que ya llena los escaparates y los hornos de las pastelerías de la isla.
Monas de pascua rellenas, huevos de chocolate y sobre todo, eflaó, rey de la gastronomía típica local, ya empiezan a tomar forma y sabor para a acompañar reuniones y encuentros de familiares y amigos.
Esto ocurre también en la pastelería artesanal Bonanza, regentada por los hermanos Baltasar y Antonia Santandreu, que se ocupan de que todo, desde la primera empanada hasta la última mona estén hechas a mano por los pasteleros de la casa. Una lista de productos que se elaboran exclusivamente para el domingo de Pascua, como ocurre con la empanada de cordero que, según Baltasar, es un producto cuya demanda «se desborda totalmente» este fin de semana: «La empanada es un producto típico de la pastelería y normalmente se hace con carne de cerdo, pero para el domingo son exclusivamente de cordero y pueden llevar guisantes, alcachofas y cebolla. Ahora mismo, por ejemplo, tenemos un encargo de 1.800 empanadas para el sábado», explicó acerca de la producción en masa que comenzará mañana por el día y durante toda la noche, a la que sumarán otros productos como son las monas que esta vez llegarán a las 500 para abastecer la demanda.
En lo que respecta a la elaboración propia de los postres de Pascua en la actualidad se combinan innovación y tradición. Por un lado, las monas con forma de corazones, pescaditos, estrellas, cerditos, cochecitos y un largo etc son las preferidas del público infantil sobre el huevo de siempre; mientras que por el otro lado, los postres que antiguamente las familias elaboraban especialmente para estas fechas siguen siendo una costumbre que comenzó condicionada por la materia prima que la vida rural producía en esa época del año. Así lo explica Baltasar: «Ocurre, por ejemplo, con eflaó, que ahora se come en todas las fechas, pero que antes sólo era para San Josep, día del padre, y para Pascua. Era así porque todas las casas payesas hacían sus flaons con hierbabuena y es en ésta época del año cuando hay mayor crecimiento de hierbabuena».
Y como pastelería que también se dedica a toda la gastronomía balear se han puesto manos a la obra para hacer el dulce típico mallorquín y menorquín rubio, relleno de cabello de ángel, y las pastas secas crespells, a las que le dan sabor a limón y naranja.
El típico huevo de Pascua también tiene cabida en esta cocina como en los escaparates de muchas otras pastelerías de la isla, aunque cada vez menos, porque, según Antonia, «ahora los niños prefieren las figuras».
Todo un negocio de la dulzura que se prepara para un fin de semana intensivo de trabajo.
Luciana Aversa
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