En todo este tiempo se ha conseguido reducir la presencia de combustible en más de un 80 por ciento, variando el porcentaje según el tipo de hidrocarburo y la distancia del foco de contaminación. Según los datos aportados por el Govern, en el caso de la gasolina la reducción se sitúa entre el 99 y el 80 por ciento; en el caso de BTEX, entre el 73 y el 98; y en el de MTBE (metilterbutileter), entre el 97 y el 82 por ciento. El conseller balear de Medi Ambient, Jaume Font, aseguró ayer que «ya se podrán reabrir la mayor parte de los pozos afectados», que originariamente eran 25 (a los que hay que sumar 40 nuevas perforaciones realizadas por el Govern). La contaminación ahora queda reducida a seis pozos, que tendrán que permanecer clausurados. El jefe general del Servei d'Estudis i Planificació de la Direcció General de Recursos Hídrics, Alfredo Barón, explicó que con la acción de la naturaleza y con control y actuaciones puntuales «ese diez por ciento de contaminación que queda tardará en regenerarse entre dos y tres años», el mismo tiempo aproximadamente que se emplearía en caso de seguir empleando técnicas intensivas de descontaminación, en las que hasta ahora se han invertido 1.760.074 euros.
Font anunció que a los propietarios de los seis pozos que siguen contaminados se les suministrará agua en condiciones, a través de una red de suministro, procedente de la zona que ya ha sido descontaminada. En concreto, de un pozo que se ha hecho en una propiedad privada. En junio, calcula, podrían recibir ya agua potable.
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