Gloria Beatriz Fronco y Magdalena Villamil son el reflejo de las mujeres inmigrantes que acceden a puestos de trabajo con más demanda de personal como son servicio de limpieza y cuidado de personas dependientes. La primera, ecuatoriana, y la segunda, procedente de Colombia, accedieron a sus respectivos trabajos a través del Servicio de Orientación Sociolaboral de Cáritas, que en 2006 ha incluido en este programa a 352 personas, un 214% más de las previstas.

Son empleos temporales y en muchos casos son también el exclusivo medio de subsistencia de sus familia. Sin embargo son trabajos a los que acceden con facilidad, según aseguró la asistente social Yolanda Merino: «Encuentran trabajo después de pasar dos entrevistas como mucho».

Éste es el caso de Gloria, una mujer ecuatoriana que lleva cuatro años viviendo en la isla junto a sus dos hijos ya adultos: «Al llegar mi finalidad era criar a los nietos. Pero al ver tanta persona mayor trabajando dije 'yo quiero trabajar'. Tenía que buscar un punto de partida y alguien me dijo que podía hacerlo en Cáritas». Desde entonces estuvo en cinco hogares de familias ibicencas cuidando a personas con Alzheimer. Hace pocos días, el señor para el que trabajaba falleció y no tardó ni cuatro días en entrar a un nuevo hogar que la necesitaba como interna: «Queríamos que alguien que nos ayudara a cuidar a mi tía, de 78 años, y por una amiga que tiene a su madre en cama me enteré que en Cáritas te ponen en contacto con gente que quiere trabajar», comentó Margarita, la dueña de casa, para quien «es un descanso tener la ayuda de Gloria»: una mujer fuerte, con buena conversación y siempre sonriente.

Magdalena, por su parte, es colombiana y tiene tres hijos. Trabaja como servicio de limpieza en un hotel seis meses al año. Un empleo temporal que le deja tiempo para cuidar a sus hijos en invierno: «El mayor tiene 16 años, tengo uno de siete y otro de tres. En Bogotá era maestra de preescolar pero aquí no he podido seguir porque es diferente. En Cáritas me ayudaron a conseguir el empleo, a hacerme un curriculum y también con la leche y los pañales del bebé», comentó esta mujer a la que le gustaría estudiar inglés para poder responder a los turistas cuando le preguntan alguna cosa.

Tanto una como la otra pertenecen al perfil mayoritario del usuario de este servicio: mujer inmigrante con permiso inicial o en trámite. Personas a las que los asistentes sociales Yolanda Merino y Jacobo García hacen un seguimiento pero que también necesitaron una primera acogida: «A los recién llegados se les informa de la realidad de Eivissa y se les dice que cualquier duda, por absurda que parezca, pueden venir y consultarla», agregó Yolanda. L.A.