Las diferentes carpas instaladas en Santa Eulària, Sant Antoni y Eivissa albergaron durante la noche de ayer a miles de ibicencos que se concentraron para darle la mejor bienvenida al 2007. Una gran fiesta donde no faltaron las risas, los nervios, los reencuentros, los brindis, los besos, las llamadas telefónicas y las tradicionales uvas de la suerte.

En este sentido, jóvenes y mayores se reunieron para tomarse uno de los frutos más representativos de nuestra cultura al son de las campanas, en una fiesta que se prolongó hasta altas horas de la madrugada.

Por otra parte, los fuegos artificiales iluminaron el cielo de la isla, al tiempo que los grupos musicales amenizaban la velada. Entre los participantes se encontraron la orquesta Óxido que ofreció un concierto en Santa Eulària; la orquesta Passadena, en Eivissa y la orquesta Coyote y el rock & roll de Blues mafia en Sant Antoni. Una noche en la que tampoco faltó el humor que llegó de manos del cuarteto Atrium Show.

También en Sant Josep y Formentera se vivieron momentos de efusiva alegría en las diversas carpas que instalaron los ayuntamientos para el efecto.

Con ello, se creó un excelente ambiente dispuesto a mantener en vilo a miles de noctámbulos que tras una suculenta cena, bien fuera en restaurantes, hoteles o casas particulares, grupos, parejas y pandillas de amigos, se reunieron para iniciar la tradicional cuenta de los últimos segundos, 1, 2, 3 y hasta 12 campanadas, que se fundieron con los deseos y las esperanzas de los pitiusos en una noche mágica que tuvo su broche final con la gran chocolatada popular.

Y tampoco faltaron las fiestas privadas a lo largo y ancho de las Pitiüses. Las que cada año se organizan mejor, en casa de uno o en el garaje o local alquilado. Y es que basta un buen equipo de música, cuatro detalles de decoración para crear el más puro ambiente navideños, bombillas de colores, un breve buffet en el que cada uno aporta lo mejor de su cosecha y una abundante caja de licores y refrescos son suficientes para pasar una gran fiesta con los amigos con la única intención de pasarlo bien.

En definitiva, quien en Nochevieja no se divirtió fue porque no quiso. Ofertas no faltaron. I. L.