Flexibilidad, fuerza, agilidad, disciplina física y ritmo son alguna de las facultades que exige y desarrolla la capoeira. Un arte marcial que destaca por la suavidad y amplitud de movimientos y que cuenta, año tras año, con un mayor número de adeptos en las Pitiüses. En este sentido, el Centro Betania realiza un curso que durante cuatro horas semanales instruye a los alumnos en esta disciplina. Según su profesor, Luciano Dos Santos, el objetivo es que la gente no sólo vea el espectáculo, sino que se convierta en partícipe de una de las expresiones culturales más representativas de Brasil. «La capoeira aporta flexibilidad y fuerza porque son movimientos bruscos y saltos que requieren fuerza, por eso, para los esclavos africanos (portadores de esta disciplina) era el mejor entrenamiento con el que se preparaban físicamente para la lucha», explica. Por este motivo, se puede considerar la capoira como una lucha disfrazada con los ritmos que marcan los instrumentos de percusión. «El baile está compuesto de pasos realizados al ritmo del atabaque, el beribao o el pandero», comenta Luciano. Precisamente está música pegadiza constituye uno de los principales atractivos del espectáculo. «La capoeira es como la samba, te emociona, te transmite... por eso, desde hace 10 años en Europa ha aumentado el número de seguidores y los espectáculos en hoteles», asegura el profesor. I. L.