La jornada de ayer transcurrió con normalidad, según un portavoz oficial de Aena, aunque sí que hubo una cierta confusión entre lo que se podía llevar como equipaje de mano, sobre todo, en alimentos, como ensaimadas que al estar rellenas no se consideran sólidos por lo que se han de facturar; y en líquidos que no han de exceder de 100 mililitros, que equivale a la tercera parte de unalata de un refresco, e ir en una bolsa transparente de plástico con autocierre que muchos pasajeros no llevaban encima pero se le facilitó en los filtros de acceso a la zona restringida para embarcar. En la terminal ibicenca muchos respiraban aliviados de que no fuera temporada alta: «Por suerte estamos en noviembre», comentaban acerca de que el tráfico de pasajeros era inferior al verano.
La entrada en vigor de las nuevas medidas supuso una especial atención de los responsables de Aena, Guardia Civil y Trablisa, la empresa encargada de vigilar la seguridad en el aeropuerto que duplicó ayer el personal, de cinco a diez vigilantes, en la zona de filtro antes de entrar al acceso restringido del aeropuerto. «Por mucha información que se de, el pasajero lo desconoce y a la gente no le hace gracia tener que desprenderse de sus productos», comentaba ayer un responsable de Trablisa acerca de la aplicación de las nuevas medidas.
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