M.A.
Las obras de remodelación de las calles de Joan Roman y Pere Tur, en Dalt Vila, están dando más de un quebradero de cabeza a los residentes de la zona. Cerca de catorce meses han pasado desde que se iniciaron los trabajos, que todavía no se han rematado, y en todo este tiempo la Asociación de Vecinos de Dalt Vila se ha quejado en múltiples ocasiones al Ayuntamiento de Eivissa reclamando primero varias modificaciones en el proyecto y posteriormente quejándose de la lentitud con la que se han desarrollado las obras y de varias deficiencias que se han detectado ahora que los trabajos están prácticamente terminados.

En esta ocasión el presidente de la agrupación vecinal, Luis Llobet, ha remitido dos escritos a la administración municipal para pedir una solución inmediata a nuevos defectos detectados en la reforma de estas vías. En primer lugar, los vecinos se quejan del ruido constante que a lo largo de todo el día producen las tapas de las arquetas «al estar mal fijadas al pavimento» cuando pasan vehículos. Aseguran que el sonido penetra en el interior de los edificios aunque se cierren los balcones. Asimismo, la asociación asegura que el granito que se ha colocado para forrar la parte exterior de las tapas de las arquetas se ha colocado mal y «está roto desde el primer momento» dando una mala imagen.

En el segundo escrito, los vecinos afirman que las obras de remodelación de estas vías de Dalt Vila no han solucionado los vertidos de aguas fecales que se producen a la altura de la cuesta Padilla y que salen desde la esquina del muro procedentes de Pere Tur. Según Llobet, el problema, que existe desde hace tiempo, se ha agravado con la reforma.