Aina, de seis años, acude cada día a su colegio el Guillem de Montgrí en Sant Antoni. Aquejada de parálisis cerebral va al colegio en silla de ruedas pero algunas de las clases suponen para ella un esfuerzo y para los tres profesores, dos para subir la silla y un tercero que la lleva en brazos, que se necesita para que Aina pueda recibir clase de vídeo de inglés y de plástica en el primer piso del colegio Guillem de Montgrí en Sant Antoni. El centro cuenta con nueve niños con problemas motóricos y una de ellas, Aina, va en silla de ruedas. Las barreras arquitéctonicas constituyen una dificultad añadida para estos niños.

El colegio lleva reclamando desde hace tiempo un ascensor que aún no se ha construido, pese a que el centro ha recibido las visitas de los técnicos. «Vinieron los técnicos del Institut Balear de Infraestructuras Educativas (Ibisec) pero no hay manera de arrancar el proyecto», comenta el director del centro, Javier Rey. La petición del ascensor no es nueva sino que es una reivindicación de hace tres años cuando Aina fue escolarizada. «La última vez me dijeron que no había presupuesto, nos plantearon que se compartiera los gastos con el ayuntamiento y se lo he comunicado, pero estamos a la espera, a la eterna espera», comenta el director.

La imposibilidad de acceder a las clases de inglés y plástica no son las únicas barreras escolares de Aina sino que tampoco puede acceder a la pista de gimnasia en el patio escolar por lo que el colegio ha pedido recientemente una rampa al Ayuntamiento de Sant Antoni. «Nos ha prometido que nos la harán», comentó el director. «La mayoría de los centros antiguos tienen barreras arquitectónicas», reconoce el director del Institut Balear de Infraestructuras Educativas (Ibisec), Andreu Obrador, acerca de este problema. La eliminación de las barreras arquitectónicas en estos centros «es un tema de presupuesto y de circunstancias de necesidades más unos que otros, si hay más número de niños con esta problemática», dijo. El Ibisec reconoce que hay un proyecto de un ascensor en Guillem de Montgrí que «se hará cuando pueda» aunque reconoció que este año no. «Lo tengo en cuenta y haré lo posible», dijo. Mientras tanto, Aina seguirá subiendo en brazos para poder ir a clase, como el resto de sus compañeros.