La enésima edición de la vuelta a Formentera con motos antiguas que se realizará hoy, concitó ayer mismo a casi un centenar de personas y alrededor de 60 ó 70 motocicletas que, por sorpresa animaron la mañana de quienes estaban en la plaza de Sant Francesc. A partir de las once de la mañana las joyas, porque no hay manera de definirlas por su edad y estado de conservación, de estas máquinas de las dos y tres ruedas comparecieron sobre la plaza haciendo que los formenterenses, y sobre todo los turistas, sacaran cámaras y móviles para inmortalizar la presencia de dichas glorias del motociclismo. Y no hay que olvidar que la más moderna data de 1965, así son las normas en este tipo de encuentros, por lo que la antigüedad y el valor intrínseco, está asegurado.

Entre ellas estaban presentes gran parte de las históricas españolas como Montesa, Bultaco, Ossa, Derbi y Sanglas, así como una importante representación de la producción italiana con Moto Guzzi, Ducati o MV Augusta. Pero los aficionados disfrutaron observando los viejos modelos de Bianchi, una de carretera y otra de la época de la II Guerra Mundial, así como algunos sidecars de BMW o MV Augusta; claro está que las Vespas, patrimonio ancestral de varias generaciones, contaban con nutrida presencia, algunas de ellas más dignas de museo que otra cosa, por su conservación y perfecto funcionamiento, así como modelos de tanta historia como una BSA de finales de los 40, o una DKW que pilotaba Guillermo, el barbero de Santa Eulària y que siempre ha sido uno de los impulsores de esta afición.

Quienes estén ojo avizor y oído atento, también podrán ver ejemplares míticos como una Colomet, una de las pocas motocicletas realizadas en Mallorca hace ya ni se sabe, una maravillosa Ariel y modelos de marcas que en su momento fueron de prestigio y ahora son leyenda como las NSU, las Peugeot, BMW de todo tipo o incluso una Iso que podría ser una biblia de las carreteras españolas. Para hoy los participantes de esta vuelta a Formentera tienen previsto un recorrido por todos los lugares de la isla y no hay que olvidar que a su sonido especial, al olor del aceite y la gasolina, de los cascos y vestimentas que muchos de sus pilotos llevan, hay en todo ello una afición que enaltece a quienes frente a motorinos y modelos tecnológicamente muy superiores, siguen apostando por unas motos que fueron, durante décadas, la historia del pueblo español. Guillermo Romaní